jueves, 10 de junio de 2010

Usa como esclava sexual a su asistenta durante siete meses en Barakaldo


La mujer, de 21 años, fue contratada en Valencia y retenida en un piso de la localidad vizcaína hasta que el miércoles logró llamar a la Ertzaintza
10.06.10
OCTAVIO IGEA | BARAKALDO.

Lo que parecía una interesante oferta de trabajo acabó convirtiéndose en un infierno del que milagrosamente ha logrado salir con vida. Una mujer de 21 años fue rescatada el miércoles por la Ertzaintza de un céntrico piso de Barakaldo en el que trabajaba como asistenta interna y en el que ha permanecido retenida durante siete meses casi sin salir a la calle. La afectada, de origen marroquí, ha sufrido en este tiempo vejaciones y malos tratos y llegó a ser utilizada como «esclava sexual», según han confirmado a este periódico fuentes cercanas a la investigación, que permanece abierta. De momento, la operación ha provocado ya la detención de tres hombres, uno de ellos menor de edad.
Nada hacía presagiar lo sucedido a finales del pasado año, cuando la joven marroquí residía en la comunidad valenciana. Ante las dificultades para encontrar un empleo estable, la chica decidió apuntarse en una empresa de trabajo temporal y las ofertas comenzaron a presentarse. La más llamativa llegó procedente del norte. Un hombre de 44 años afincado en Barakaldo que pasaba unos días en una segunda residencia que tiene en el Levante acudió a la ETT en busca de una asistenta. Prometía un buen sueldo y costear la manutención de la interna, por lo que la mujer aceptó trasladarse a Vizcaya.
Según el relato de la propia afectada, la oportunidad laboral se desvaneció nada más pisar Barakaldo y verse atrapada en una espiral de abusos sexuales y malos tratos provocados por su jefe. El varón actuó con la convivencia de un hijo de 17 años que residía en la casa y un amigo de 59 que también está empadronado en la localidad fabril. Durante siete meses, a la joven le hicieron «la vida imposible» con un acoso ininterrumpido. Además de ser violada en reiteradas ocasiones, recibió golpes y la actividad más cotidiana se convirtió en un suplicio. «Podía pasarse la tarde planchando y al acabar le revolvían toda la ropa para que tuviera que volver a empezar, no la dejaban descansar», explicó ayer un miembro de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Barakaldo que ha mantenido contacto con ella en las últimas horas.
La situación fue empeorando con el paso del tiempo ya que la joven quedó recluida en la casa, un céntrico inmueble situado en una de las calles principales de la localidad vizcaína del que apenas llegó a salir media docena de veces en siete meses. Estos 'paseos' siempre los realizaba acompañada por su patrón, su hijo o el amigo y en la mayoría de ocasiones tenían como destino algún locutorio. Allí la mujer enviaba a su país de origen el poco dinero que iba ahorrando, ya que su supuesto agresor tampoco le llegó a pagar en todo ese tiempo el sueldo acordado.
Diez kilos menos
Un descuido permitió sacar a la luz este suceso el pasado miércoles. En su último 'paseo', la joven marroquí aprovechó un despiste del varón que la vigilaba para hacerse con el número de emergencias, al que llamó para denunciar su situación horas después. Tras ser rescatada por la Ertzaintza, la joven fue trasladada al hospital de Cruces, donde los médicos confirmaron que tenía el cuerpo «lleno de hematomas» y que había sufrido abusos sexuales. La chica ha perdido 10 kilos en medio año debido a su amarga situación. Liberada de su reclusión, la mujer está siendo atendida por los Servicios Sociales de Barakaldo.
Tras prestarle ayuda psicológica, la han trasladado a un piso de acogida fuera del municipio. Mientras, la Policía autonómica detenía en la tarde del miércoles a los tres implicados, que ya han sido puestos a disposición judicial. Al principal sospechoso, el hombre que contrató a la mujer, se le van a imputar cargos por retención ilegal, abusos sexuales, lesiones y vejaciones, mientras que a los otros dos se les acusa de colaborar al tener conocimiento de los hechos y no haber hecho nada por evitarlos.
Como muchos otros, Barakaldo no es un municipio ajeno a la violencia de género. En los dos últimos años 68 vecinas han solicitado ayuda al centro asesor de la mujer de la localidad por ser víctimas de malos tratos o agresiones sexuales y varios centenares más acudieron en busca de asesoramiento.

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