martes, 8 de junio de 2010

Pedofilia en el Islam

Publicado en Minuto Digital

Los siguientes fragmentos del libro “Tras el Velo. La mujer en el Islam” de próxima aparición, que escribió el colaborador habitual de MD, Rubén Kaplan, reflejan el ultraje al que son sometidas millares de niñas musulmanas, al amparo de la interpretación del Corán por parte de los Mulás.

“El matrimonio entre hombres adultos y niñas impúberes es una práctica arraigada entre los islamistas, en virtud que el profeta Mahoma cuando tenía 52 años, tomó como esposa a Aisha cuando ésta tenía seis o siete años. Según diferentes hadices, la que pasó a ser la esposa preferida de Mahoma, padecía una enfermedad, motivo por el cual, fue desflorada recién a los nueve, cuando había presuntamente cumplido su primer ciclo menstrual. Numerosos musulmanes, en el afán de hallar algún tipo de justificación moral o defender el casamiento del Profeta con una menor, hecho considerado por Occidente como un inequívoco acto de pedofilia, rechazan las tradiciones o las refutan por erróneas. Hurgando en fuentes del Islam, principalmente sunnitas, se encontrarán las principales referencias, que aportan datos enfrentados y esclarecedores de este controvertido e intrincado tema.

Sahih al-Bujari (Tomo 5, libro 58, número 234) (al-Bujhari es considerado como ‘auténtico’ por la mayoría de los académicos sunnitas. Sus hadices son la segunda fuente en términos de importancia después del Corán).

Narrado por Aisha: “El Profeta se comprometió cuando yo era una niña de seis (años). Fuimos a Medina y se quedó en la casa de Bani-al-Harith bin Khazraj. Luego me enfermé y mi pelo se cayó. Más tarde mi pelo creció (otra vez) y mi madre, Um Ruman, vino a mí mientras yo estaba jugando en un columpio con algunas de mis amigas. Ella me llamó y me acerqué a ella, sin saber lo que quería hacer conmigo. Ella me agarró de la mano y me llevó a la puerta de la casa. Yo estaba entonces sin aliento, y cuando mi respiración se puso bien, ella tomó un poco de agua y me frotó la cara y la cabeza con ella. Luego me llevó a la casa. Allí, en la casa pude ver a algunas mujeres ansaris (de clase alta) que dijeron: “Mis mejores deseos y la bendición de Alá y la buena suerte”. Entonces ella me confió a ellos y estos me prepararon (para el matrimonio). Inesperadamente el Apóstol de Alá vino a mí en la mañana y mi madre me entregó a él, y en ese momento yo era una niña de nueve años de edad”.

En septiembre de 2009, Occidente fue espectador incrédulo y estupefacto, de la más descarada manifestación de pedofilia del siglo XXI. En la Franja de Gaza, dominada por el movimiento terrorista Hamás, que impuso la Sharia en el territorio, 450 niñas menores de 10 años contrajeron matrimonio con hombres adultos, en un evento de gala. Los novios, quienes estaban vestidos con trajes negros, camisas, corbatas y chales, y provenían del cercano campo de refugiados Jabalia, recibieron de parte de Hamás un regalo de 500 dólares; mientras que las niñas, que en muchos casos no superaban los 7 años, y estaban ataviadas con trajes de novias, sólo recibieron un ramo de flores y banderas palestinas. El acontecimiento fue anunciado con orgullo y gran pompa. “Presentamos este casamiento como un regalo a nuestro pueblo que se mantuvo firme enfrentando el sitio y la guerra”, declaró el hombre fuerte de Hamás, Ibrahim Salaf. “Así le decimos al mundo y a los Estados Unidos que los palestinos tienen derecho a la felicidad y la alegría”, manifestó Mahmud Zahar, un líder de Hamás, al que se le adjudicó la cínica misión de felicitar a las “parejas”. El ejemplo del casamiento de Mahoma con Aisha, la niña de 9 años, es la excusa para que en la actualidad, se sigan perpetrando escandalosos actos de pedofilia entre los musulmanes, con la fachada de matrimonios.

El extinto Ayatolá chiíta iraní, Seyyed Ruhollah Musavi Jomeini, fallecido el 3 de junio de 1989, considerado por las potencias occidentales como un líder mesiánico y fanático, cuyas iniciativas ponían en riesgo la estabilidad internacional, dejó en su legado, pavorosas consideraciones concernientes a las niñas. “Un hombre puede tener placer sexual de una niña tan joven como un bebé. Sin embargo, no debe penetrarla; sodomizar a una niña está bien. Si un hombre penetra y daña a una niña, entonces debe ser responsable por su subsistencia toda su vida. Esta niña, sin embargo, no cuenta como una de sus cuatro esposas permanentes. El hombre no tendrá derecho a casarse con la hermana de la niña. Es mejor para una niña casarse en una época en que comenzará a menstruar en la casa de su esposo, mejor que en la casa de su padre. Un padre que case a su hija tan joven, tendrá un lugar permanente en el cielo”. Los esposos podrán consumar su matrimonio una vez que las niñas cumplan nueve años, sin embargo si lo hacen antes, la única sanción será que no podrán casarse con la hermana de la menor”.

Rubén Kaplan

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