domingo, 25 de enero de 2009

Cuatro víctimas en una semana criminal



Sucesos


JAVIER MARTÍNEZ| VALENCIA

Tres investigaciones criminales en una misma semana. El cadáver hallado dentro de una maleta en un descampado de Benimaclet, el cuerpo de un indigente devorado por roedores en un antiguo lavadero de la avenida Real de Madrid y el doble parricidio cometido en la Fuente de San Luis. Los agentes del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional han tenido mucho trabajo durante los últimos días, pero el esfuerzo ha merecido la pena. Los presuntos autores del crimen de la maleta ya se encuentran entre rejas, y el joven que mató a sus padres al golpearlos con un bate de béisbol y un televisor ha pasado su primera noche en prisión.



Benimaclet

El crimen de la maleta

El hallazgo del cuerpo sin vida de José Ernesto, un joven hondureño de 25 años de edad, tuvo lugar sobre las cinco de la tarde del pasado martes en un descampado de la calle Mistral.

Un vecino entró en el solar para orinar. Allí se topó con una maleta tipo trolley (provista de ruedas para deslizar y agarradera). Era muy nueva y de color negro. Sintió curiosidad y decidió abrirla. Fue entonces cuando descubrió el cadáver.

La Policía Nacional se hizo cargo de las investigaciones, que se centraron en un principio en la identificación de la víctima. El caso parecía muy complicado de resolver. El cuerpo estaba desnudo y maniatado. Además, no había ningún documento de identidad en la valija. El joven presentaba seis heridas producidas con un objeto punzante y lesiones evidentes de una tortura. El resultado de la autopsia no arrojaba dudas. La víctima sufrió lo indecible en sus últimas horas de vida.

Tras tener conocimiento de las circunstancias de este crimen, agentes del Grupo de Homicidios de la Comisaría General de Policía de Madrid se desplazaron a Valencia para colaborar con sus colegas.

Todo parecía indicar que se trataba de un ajuste de cuentas por un asunto delictivo. El método utilizado para deshacerse del cadáver sorprendió a los investigadores.

El cuerpo fue doblado y colocado en posición fetal para introducirlo dentro de la maleta. Los asesinos utilizaron cinta adhesiva para encorvar el cadáver con los brazos pegados al cuerpo.

Luego abandonaron la valija con los restos humanos en el descampado del barrio de Benimaclet, a unos 20 metros de la acera de la calle Mistral y cerca de los edificios que rodean el solar.

El lugar que eligieron para deshacerse del cuerpo, un terreno con maleza y pequeños montículos de escombros, es frecuentado por vecinos que pasean a sus perros. Dejar allí el cadáver de una persona era como entregárselo de forma anónima a la policía, aunque antes se deshicieron de la ropa y la documentación de la víctima.



caso resuelto

Detenida una pareja

Pero la investigación dio un giro de 180 grados cuando Carol, una joven hondureña de 23 años, se presentó el jueves por la mañana en la Comisaría de Exposición de la Policía Nacional. La mujer denunció que su novio, también del mismo país suramericano, llevaba varios días desaparecido tras marcharse de casa con una maleta. Rápidamente, el agente que atendió a la joven relacionó el caso con el crimen de la maleta y llamó a sus compañeros del Grupo de Homicidios de Valencia.

La mujer ofreció una descripción física de su pareja desaparecida -con tatuajes incluidos- que coincidía con los rasgos del hombre hallado muerto en el solar de la calle Mistral.

Además, la policía averiguó que la madre de la denunciante, Leticia M. R., de 39 años, y el nuevo compañero sentimental de esta, Emanuel M. A., de 24 años, habían intentado convencerla para que no denunciara la desaparición. Esgrimían una historia falsa. La pareja aseguraba que José Ernesto se había ido al País Vasco para cobrar un dinero por un asunto de drogas. Estas explicaciones no convencieron a los investigadores, que se llevaron a la mujer, a su madre y al novio de esta última a la Jefatura Superior de Policía.

Durante los interrogatorios, los policías descubrieron un extraño cruce de parejas entre los implicados. El joven asesinado había mantenido una relación con la madre de su novia antes de trasladarse a Benimaclet. Y el hombre detenido como presunto autor material del crimen -el actual compañero sentimental de la madre-, había sido antes la pareja de su hijastra. Fruto de esta relación nació un niño que reside actualmente en Honduras.

Según se desprende de las declaraciones de las tres personas implicadas en el crimen, las desavenencias entre los dos hombres eran continuas, pero la gota que derramó el vaso de la ira fue una discusión porque José Ernesto y su novia querían regresar a Honduras. Las crisis, la falta de trabajo en España y la crianza del hijo de Carol fueron los motivos que empujaron a la pareja a tomar la decisión.

Pero la idea de que otro hombre criara a su hijo enfureció a Emanuel M. A., que presuntamente mató a cuchilladas a su compatriota, según las investigaciones policiales. Las dos personas detenidas por el asesinato, Emanuel M. A. y Leticia M. R., fueron trasladadas el jueves por la noche al escenario del crimen: el piso donde vivían las dos parejas.

Los agentes de la Policía Científica realizaron una minuciosa inspección en la vivienda, concretamente en la puerta 18 del número 36 de la calle Enrique Navarro. Los policías hallaron restos de sangre y otros vestigios criminales pese a que la casa había sido limpiada con detenimiento por los sospechosos. Una vez terminadas las diligencias del caso, Emanuel M. A. y Leticia M. R. pasarán hoy a disposición judicial.



Fuente de San Luis

El doble parricidio

Los vecinos del barrio de la Fuente San Luis tardarán en olvidar el doble parricidio que cometió Manuel García, de 31 años de edad. La violencia inusitada que empleó para golpear a sus padres dejó perplejos a los investigadores y empleados del retén fúnebre.

El perfil del homicida -un joven amable, deportista y leal con sus pocos amigos- contrasta con su acción cruel e inhumana. A su padre lo mató a golpes con un bate de béisbol, mientras que a su madre le aplastó la cabeza con un televisor.

Nadie en su familia se atreve a explicar el móvil del doble crimen. Los hechos ocurrieron sobre las siete y media de la mañana en el número 5 de la calle Pare Presentat, en el barrio valenciano de la Fuente de San Luis

Los vecinos no escucharon gritos, ni siquiera una discusión. Oyeron ruido de cosas que caían al suelo, como cristales rotos. Otros llegaron a pensar que se trataba del viento, que había tirado algo, pero se equivocaban. Al otro lado de la pared, Manuel, fuera de sí, daba rienda suelta a una ira atroz, imprevisible y desconocida hasta ayer por las personas más allegadas al joven.

Tras el baño de sangre, el parricida huyó del horror que él mismo había causado con sus manos. Bajó las escaleras y dejó un reguero de sangre a su paso. Manuel empezó a caminar en dirección a la avenida Ausias March. "Iba con el torso al descubierto y con los brazos en cruz", explicó un vecino. Poco después, una patrulla de la Policía Nacional detuvo al joven junto a la rotonda de los anzuelos.

El parricida tenía varios cortes sangrantes en las manos y las piernas, por lo que fue trasladado al Hospital Doctor Peset entre grandes medidas de seguridad. Una vez que recibió atención médica, la policía interrogó ayer por la mañana al detenido. Horas después, Manuel ingresó en prisión por orden del juez de guardia.

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