lunes, 28 de abril de 2008
Mata a tiros a un ocupante de un coche robado y hiere a otros dos en Panaderos
VALLADOLID
Mata a tiros a un ocupante de un coche robado y hiere a otros dos en Panaderos
El fallecido, un joven marroquí que recibió siete disparos a bocajarro, tiene antecedentes por drogas El autor del crimen logró huir a pie a pesar de la presencia de policías a escasos metros del lugar
El cuerpo del fallecido yace junto al turismo en el que viajaban los tiroteados, frente al número 19 de la calle Panaderos. Las puertas del lateral están abiertas porque los supervivientes intentaron huir.
El sol amaneció ayer tintado de sangre en una capital que vivió de madrugada una escalada de violencia sin precedentes con tres tiroteos sin relación entre sí que se saldaron con un muerto y cuatro heridos de bala. La ensalada de plomo más grave se aliñó a las cuatro de la mañana frente al Rincón de la Rioja del número 19 de la calle Panaderos, donde un individuo descerrajó catorce tiros sobre los tres ocupantes de un coche robado. El conductor murió y los otros dos pudieron contarlo.
En paralelo se produjo un nuevo tiroteo a las puertas de La Rosaleda -un joven resultó herido grave- y un miembro del clan de los Monchines se presentó en el Clínico con un disparo en un pie que alegó que se había producido en una reyerta en un karaoke próximo a la iglesia de La Cistérniga.
Pero sin duda la más aparatosa de las tres refriegas fue la registrada entre las calles García Lesmes y Hostieros. Allí, un hombre que a estas alturas podría estar identificado, abordó a los tres jóvenes que viajaban a bordo de un Chevrolet Kalos de color rojo, de placas 0814-FKP y denunciado por robo horas antes en la Comisaría de Delicias, con una pistola de nueve milímetros parabellum.
Víctimas y agresor se conocían e, incluso, cabe la posibilidad de que viajaran juntos en el mismo vehículo, como demuestra el hecho de que el conductor del turismo lo detuvo en el medio de la calle sin que quedaran marcas de frenadas o signos de impacto contra los coches estacionados.
Sea como fuere, lo cierto es que el piloto y después fallecido, un marroquí de 21 años e iniciales H. I., bajo la ventanilla y pudo llegar a mantener una conversación con el agresor antes de que éste la emprendiera a tiros «sin piedad».
Nada menos que catorce balas salieron por el cañón de la nueve milímetros. Siete de ellas impactaron sobre el marroquí, cinco más alcanzaron en la pierna a Cristian R. I., de 19 años, y dos más fueron a parar al brazo izquierdo de Domingo J. J., de 19 años. Los dos últimos eran vecinos de dos calles colindantes de Parque Alameda -Boedo y Macizo de Gredos-, según informaron ayer fuentes de la investigación.
Testigos presenciales indicaron que el asaltante «les vacío el cargador encima y a bocajarro por la ventanilla del conductor» antes de darse la fuga al ver llegar a una pareja de policías de paisano que justo a esa hora atendía una alarma en un comercio en la cercana calle Muro. Los agentes, arma en mano, vieron no sólo cómo huía el pistolero, sino también uno de los heridos del coche, al que alcanzaron a la altura del número 2 de la calle García Lesmes. El otro no llegó muy lejos y los propios policías tuvieron que aplicarle un torniquete para evitar que se desangrara por las heridas en la pierna. «He vuelto a nacer, he vuelto a nacer», acertó a decir el joven lesionado a los agentes que le prestaron los primeros auxilios.
Llamada al móvil
Domingo, que recibió el alta y fue detenido de inmediato, fue evacuado al Río Hortega por una patrulla de la Policía Local y su compañero acabó en el Clínico en ambulancia -continúa ingresado con una fractura en una pierna-. El agresor logró huir a pie mientras dejaba tras de sí desplomado y como un colador al marroquí. Los sanitarios trataron de reanimarlo pero acabaron certificando su muerte a las 4.45. Justo a esa hora sonó el móvil de la víctima. Al otro lado de la línea estaba su madre para intentar hablar con él. Poco después fue informada de que su hijo acababa de fallecer.
Y la reyerta pudo haber sido mucho peor de no ser por la «aparente inexperiencia» de un tirador que sólo acertó de lleno en el caso del conductor y que dejó con vida a los dos testigos que facilitaron su descripción a la Policía.
El joven marroquí cuenta en su haber con diversos antecedentes por robos, agresión -fue detenido el 15 de julio del 2006 por apuñalar a un compatriota en la plaza de Madrid- y drogas. Cualquiera de las tres podrían explicar los motivos del evidente «ajuste de cuentas» que acabó con su corta existencia a las 4.03 horas de ayer.
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