sábado, 7 de marzo de 2009

Del campo de fútbol al prostíbulo


Sucesos

Cuatro acusados de captar a dos deportistas brasileñas y obligarlas a prostituirse

A. CHECA- VALENCIA

Una prostituta, junto a un peatón, en el centro de Valencia. Los caminos de las redes de prostitución para hacerse con los servicios de jóvenes con los que llenar sus locales son inescrutables. Hasta ahora, el viaje al país de origen de las víctimas y la oferta para trabajar de camarera o de bailarina eran los ganchos más utilizados por los integrantes de estas mafias del comercio sexual. Pero un juicio que debía haberse celebrado ayer en la Audiencia de Valencia ha sacado a la luz un novedoso método.

Luciana Aparecida M. T., alias Tatiana, Gerardo G. C., María M. T. y Elisangela B. B., eran, según el ministerio público, los integrantes de una red dedicada a la prostitución. Pero sus contactos con Brasil se produjeron mediante una tapadera. Fue en septiembre de 2005 cuando localizaron a dos víctimas y les ofrecieron una singular oportunidad: venir a España para jugar en un equipo de fútbol femenino en Valencia.

Pero, como tantas otras veces, la realidad era bien distinta. Un misterioso individuo conocido como Luciano Brusk fue el encargado de engatusar a las jóvenes en Brasil. Incluso les facilitó los billetes de avión, ante lo que las dos chicas no se lo pensaron dos veces. Al llegar a la capital valenciana descubrieron cuál había sido el verdadero fin de su viaje. Repentinamente comprobaron que el vestuario de un campo de fútbol se transformaba en realidad en un piso de la avenida Peris y Valero de la capital, un local conocido como La Samba. Y la ropa de futbolista y el chándal para entrenar eran cambiados por vestimenta ligera y seductora. Habían sido captadas como prostitutas.

Un mes duró su desventura. Ese fue el tiempo durante el que fueron obligadas a prostituirse "bajo coacciones y amenazas". Las intimidaciones que escuchaban no eran palabras vacías. "Vuestros cuerpos pueden aparecer en un lago o tirados por ahí" eran algunas de las frases que tuvieron que escuchar de boca de sus captores.


Otros clubes en Valencia
Su pesadilla duró hasta que lograron escapar y denunciaron lo ocurrido ante la policía. Los investigadores descubrieron entonces que los proxenetas poseían otros clubes similares en Valencia, concretamente otros pisos en la avenida de Peris y Valero y en las calles Padre Jorge y Cienfuegos.

Todo ello lo mantiene el fiscal en su calificación de hechos. En ella exige 12 años de prisión para los cuatro procesados. Pero su posible implicación en los hechos no pudo ayer ser dirimida por la Audiencia. Las dos víctimas no acudieron a la vista. Ello, a pesar de que figuran como testigos protegidas para tratar que los procesados no conozcan su identidad.

Fuentes del caso señalaron que ambas se encuentran ilocalizables. Sin su testimonio, el fiscal difícilmente podrá mantener la acusación contra los cuatro procesados. Estos aseguraron ser "inocentes" y atribuyeron todo a "un montaje de la policía".

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