martes, 3 de febrero de 2009

3 feb - La acusada de matar a su ex-pareja dice que él quería acabar con su vida


Toledo, - Mónica M.S., de 30 años, acusada de matar con un cuchillo a su ex-pareja, César Consuegra, en un descampado del polígono industrial de Ugena (Toledo) en septiembre de 2006, relató hoy las palizas, malos tratos y amenazas de muerte de que era objeto por parte del fallecido y que ese día "iba a por mi".

Los familiares de la víctima agreden a los acusados durante el juicio del crimen de Ugena Ampliar fotografía Más fotografías sobre: Tribunales

En la sesión de la tarde, que se desarrolló entre fuertes medidas de seguridad tras los incidentes de la mañana que acabaron con cuatro personas detenidas que fueron conducidas por la Guardia Civil al juzgado de guardia, la acusada explicó que fue César quien la condujo hasta el descampado porque quería acabar con su vida.

La mujer explicó que nunca había denunciado los malos tratos por miedo a que la sometiera aún más vejaciones y humillaciones y que únicamente sabían algo de su sinvivir con César dos compañeras suyas del trabajo, pero, que nunca comentó nada a sus hermanos ni al resto de la familia por el pánico que le tenía y que solo llamó una vez al teléfono de la mujer maltratada, al 012.

Explicó que después de tres días de episodios de palizas y malos tratos, César, al que la acusada definió como "muy violento", drogadicto y al que tenía terror, fue a buscarla al trabajo y la obligó a ir con el a la casa de ella en Humanes (Madrid), donde la encerró con llave, la agredió y la amenazó para que le dijera la dirección de la casa de Luis.

El tal Luis, era un amigo de su hermano Francisco Javier -que también está acusado por estos hechos aunque en libertad provisional- al que el fallecido tenía "envidia" y del que estaba "obsesionado" y supuestamente celoso, hasta el punto de que llegó a decir que "tenía las pistolas pedidas y que tenía reunido a su comando" para buscarle.

Que horas antes del crimen salieron en el coche hacia Ugena para ir a la vivienda donde supuestamente vivía el tal Luis y que como estaba vacía, la víctima rompió el buzón del chalet y la obliga de nuevo a montar en el coche y la condujo hasta el descampado diciéndole que como le estaba ocultando el lugar donde vivía Luis, "iba a acabar conmigo".

Una vez en el descampado, el fallecido la dejó allí abandonada mientras el cogió de nuevo el coche para ir a una gasolinera mientras le decía "te tengo que quemar viva", aunque dio la vuelta a mitad del camino después de que ella le llamara al teléfono móvil para decirle "cariño, no me dejes aquí, llévame a casa".

Que cuando regresó se produjo un forcejeo en el que ella logró arrebatarle el bolso en el que César había guardado un cuchillo de cocina que había cogido de su casa y que mientras ella empuñaba el arma el se abalanzó sobre ella y se lo clavo para caer los dos al suelo, donde le propinó otras dos puñaladas pues él seguía ofreciendo resistencia.

Durante su declaración, Mónica exculpó a su hermano, también acusado por estos hechos, y explicó que si al principio su hermano -que fue a socorrerla mientras estaba en el descampado al recibir las llamadas de angustia de Mónica- se autoinculpó fue para librarla de la cárcel.

Al comienzo de la sesión vespertina y con la tensión que se había vivido por la mañana, el presidente advirtió que "no iba a tolerar ningún gesto ni altercado" en la sala de vistas, donde comenzó a sonar, de forma sorpresiva una fuerte alarma.

El magistrado presidente del jurado, Emilio Buceta, aprovechó este imprevisto para decir que "cuando lo jueces reclamamos el derecho de huelga no es para pedir una subida de sueldos, sino más medios para prestar un mejor servicio al ciudadano".

La vista proseguirá mañana con la declaración de una quincena de testigos, guardias civiles y familiares y amigos de la víctima y de los acusados.

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