Vuelven las detenciones a las Cañas

La droga se resiste a marcharse de las Cañas. Como ya adelantó LAS PROVNCIAS, son muchos los toxicómanos que cada noche siguen acudiendo a esta zona de la huerta de Campanar en busca de sus dosis. El problema aún no ha alcanzado la magnitud de hace algunos años, cuando se formaron campamentos de toxicómanos y camellos. Sin embargo, la Policía Local ha comenzado a realizar dispositivos especiales para erradicar este rebrote y ya se han producido los primeros arrestos.

Los agentes habían detectado recientemente traficantes que vendían heroína y cocaína base. Los camellos ocultaban el estupefaciente en tubos de los utilizados normalmente para recoger muestras de análisis clínicos.

En la madrugada del jueves agentes de la Policía Local y del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) establecieron otra vez dispositivos para localizar a estos vendedores de droga. Su interés era una pareja que era visitada constantemente por varios toxicómanos. Los consumidores de droga recibían las citadas sustancias a cambio de dinero.

La policía siguió entonces el vehículo con el que se desplazaban los sospechosos, una furgoneta Nissan que posteriormente se detuvo en un parque situado entre Burjassot y la pedanía valenciana de Benimàmet.

Los presuntos traficantes fueron identificados como W. E. L. G., un colombiano de 43 años y una mujer valenciana de unos 40 años que portaba 250 euros en varios billetes arrugados. Al parecer, eras las ganancias de la venta del estupefaciente.

Los agentes cachearon al hombre y le intervinieron varios tubos de los utilizados para recoger muestras de orina en los laboratorios clínicos. En uno de estos recipientes había 92 bolsitas termoselladas que contenían heroína. El otro almacenaba ocho bolas de cocaína base, por lo que fue detenido junto a su pareja.

Además de estas dos detenciones, dos controles de la Policía Local y la Policía Nacional en Mislata, cerca de las Cañas, se saldaron con el arresto de otros cuatro traficantes, tres hombres y una mujer.

Los primeros arrestos se produjeron a la una de la madrugada del domingo, cuando un coche intentó saltarse un control establecido en la calle San Antonio. Uno de los ocupantes del vehículo lanzó debajo de un turismo una bolsa con 162 gramos de cocaína. Los agentes interceptaron el automóvil y detuvieron a una mujer y dos hombres de entre 21 y 31 años, todos ellos de nacionalidad boliviana y residentes en Murcia.

Al día siguiente un joven traficante valenciano de 22 años fue detenido gracias a otro control policial al final de la avenida Blasco Ibáñez del municipio. El sospechoso intentó esquivar a los agentes al detectar la presencia policial y abandonó el vehículo con el que circulaba en la calle Padre Santonja. Desde allí huyó a la carrera hasta Maestro Serrano, donde fue interceptado. Llevaba encima siete barras de hachís con un peso de 170 gramos.

El rebrote de la droga en la huerta de Campanar ha hecho que los vecinos vuelvan a sentirse preocupados. Muchos de los consumidores se aproximan ahora a una esquina de la huerta situada entre la avenida Maestro Rodrigo y la calle La Safor, muy cerca de un supermercado cuyo aparcamiento aprovechan para tumbarse a altas horas de la madrugada. Es la única zona en la que la maleza sigue permitiendo que se produzca el trapicheo.

Por eso los residentes de Campanar han pedido a los regantes de la acequia de Mestalla que talen 300 metros de cañaverales donde los narcotraficantes acuden ahora a ofrecer sus dosis. Por el momento, no han obtenido una respuesta.


Concentración y dispersión
A mediados del año pasado se produjo la macrooperación policial que sirvió para desmantelar el campamento de la droga, cuya venta estaba en manos de subsaharianos. Los agentes capturaron a los principales camellos y lograron, de este modo, que el trapicheo de droga, hasta entonces concentrado en este punto, se dispersara por varios lugares de Valencia con el objetivo de controlarlo mejor.

Esta creciente presión policial, amparada por el crecimiento urbanístico en Campanar, ha desplazado a los toxicómanos a los lugares que solían frecuentar en los años 80, principalmente algunas calles de la Malvarrosa, el Cabanyal, Nazaret o Velluters.