El hombre llamó a los agentes cuando estaba a 300 metros de su esposa
VALENCIA
"Voy a matar a mi ex mujer". Con una frase similar a esta, un vecino de Ontinyent sorprendió a los agentes de la Policía Local del municipio alicantino de Banyeres de Mariola. Por fortuna, la alerta del individuo no respondía a una intención inmediata por su parte de consumar el crimen. Todo lo contrario. Sus palabras eran una llamada de socorro encaminada a que los agentes lo arrestaran para impedir el trágico final de su antigua esposa.
La Policía Local arrestó al hombre el pasado sábado, después de que él mismo les pidiera ser detenido, según confirmaron fuentes cercanas al caso. El individuo alertó a los agentes cuando se hallaba ya en Banyeres de Mariola, población en la que reside su anterior pareja. Con la identidad del individuo, los agentes comprobaron que tenía una orden de alejamiento de su ex.
Una patrulla del municipio se dirigió al domicilio residente en la localidad, a la espera de que el sospechoso vulnerara el mandato judicial que le prohibe acercarse a menos de 300 metros de la vivienda de su antigua compañera. Cuando lo hizo, los policías locales procedieron a arrestarlo, tal y como añadieron las fuentes. El titular del juzgado de violencia sobre la mujer de Alcoy ha aumentado la medida de alejamiento impuesta al acusado: el magistrado le ha prohibido ahora entrar en el municipio alicantino como medida de prevención, tal y como indicaron las mismas fuentes.
Otros casos
En los últimos años, muchas llamadas realizadas a tiempo han evitado tragedias en la Comunitat. Numerosos han sido los casos en los que hasta menores de edad han telefoneado a las Fuerzas de Seguridad para pedir ayuda frente a la violencia doméstica que sufrían.
En 2004, como ejemplo, una niña de 11 años alertó a la Policía Local de que su propia madre le pegaba con una cuerda. Ocurrió en el distrito Marítimo de la ciudad de Valencia. La adolescente aseguró a los investigadores sufrir numerosos malos tratos y haber padecido cuantiosos hematomas por los golpes que supuestamente le propinaba su progenitora mediante una cuerda que usaba a modo de látigo. La madre y su compañero sentimental fueron arrestados por miembros de la Policía Local.
El otro extremo se encuentra en casos como el de una anciana de Monóvar que en 2005, tras más de 30 años de supuestos malos tratos a manos de su hijo, se atrevió a denunciarlo.
La víctima, de 88 años, relató a la Guardia Civil la infinidad de palizas y amenazas que había padecido. Las agresiones eran tan brutales que en una ocasión llegó incluso a perder un dedo. El acusado, un hombre de 57 años, fue apresado por los agentes de la Benemérita.
jueves, 2 de octubre de 2008
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