sábado, 13 de septiembre de 2008

«En cuanto se vaya la Policía, la armaremos»



Una calma aparente, impuesta por las fuerzas de seguridad, invade Roquetas tras los desórdenes del fin de semana por del homicidio de un senegalés

JUANMA MALLO| ENVIADO ESPECIAL A ROQUETAS DE MAR

Los agentes patrullan sin descanso en un municipio en el que conviven personas de 107 nacionalidades. / CARLOS BARBA-EFE «En cuanto se vaya la Policía la vamos a armar. Por cada uno de nuestros hermanos que matan, nosotros tenemos que matar a tres de ellos...». Quien habla no es el jefe de ninguna banda mafiosa. Se llama Kofi, es ghanés y cumplirá 20 años en octubre.

Poco le importa a este joven que a apenas 50 metros haya estacionados cuatro Nissan Patrol de la Guardia Civil, sólo un pequeño grupo de los más de cien agentes apostados en la barriada de Las Doscientas Viviendas de Roquetas de Mar (Almería).

A pesar de los múltiples llamamientos de la comunidad africana para recobrar la «normalidad» destrozada el pasado fin de semana en esta zona marginal con el asesinato de Ousmane Kote -un senegalés de 28 años-, los más jóvenes, como Kofi y sus amigos, claman venganza. «Nos tratan como si fuéramos animales, nos incitan, nos vacilan... Ellos, los gitanos, son peligrosos, pero nosotros lo somos más». Nada más pronunciar esta frase, por delante pasa un coche. Rápido. Veloz. «Es un gitano», salta uno. Otro grita:«¡Te vamos a matar!».

La tensa calma se masca en este enclave multirracial -en Roquetas conviven, por decirlo de algún modo, personas de 107 nacionalidades-. Una calma ficticia, artificial, que estallará a la mínima. Y esa mínima será la desaparición de la Policía. «Me temo que el rebrote sea aún más fuerte. Se veía venir. Hay peleas a diario. Ahora está tranquilo, pero en cuanto se marche la Guardia Civil...», se duele José Manuel Cervilla, que lleva diez años en el barrio. Las
Doscientas Viviendas se construyeron para acoger a los almerienses que regresaban tras labrarse un porvenir en Europa en los setenta. Ahora, las cosas han cambiado. Ya no hay dinero. Los que llegan son africanos.
Revancha

La crisis económica ha azotado el Poniente. Se ven grupos, como el de Kofi y sus amigos, que no tienen otra cosa que hacer que charlar, se amontonan en cualquier rincón. Entre ellos y los 'Patrol', muestran un 'trofeo': una de las dos casas quemadas en la madrugada del domingo por pertenecer al asesino y su familia; aunque varios inocentes también se han visto afectados. La fachada está ennegrecida y una cinta policial impide el paso al interior de la casa de Juanjo 'El Lilo', 'El Gitano' o 'El Palomero', sus apodos.

Él es la persona que, en teoría, asestó dos navajazos mortales a Ousmane. Y fue por un asunto «banal». «Nada de drogas». Según explica un compatriota, un subsahariano arrojó un cubo de agua al presunto asesino. La razón: el excesivo ruido cometido por el español, al que el instituto armado ya busca fuera de la provincia de Almería. Y se desató el vandalismo, el caos: coches quemados, dos casas ardieron, varios miembros de las fuerzas de seguridad heridos... En la madrugada de ayer, no obstante, imperó la tranquilidad, aunque hubo otros dos arrestos.

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