martes, 22 de julio de 2008

Casada y violada con 10 años


Casada y violada con 10 años
Redacción MD | Bilbao | 21 Julio, 2008 |

Cuando hablamos del islam, casi siempre tratamos los asuntos relacionados con Europa y España. Pocas veces nos detenemos en uno de los mayores crímenes que se realizan en nombre de Alá: el abuso sexual sobre los menores.

Nujood Ali tiene diez años. Le gusta jugar a las bolitas y a al escondite con sus amigos y hermanos. Dice que sus colores favoritos son el rojo y el amarillo, y sus sabores preferidos el chocolate y coco. Pero a esta niña musulmana le han arrebatado los juegos y la inocencia. Acaba de divorciarse, después de denunciar que el hombre de treinta y pico con el que sus padres la obligaron a casarse la golpeaba y la violaba. En su país, Yemen, cantidad de niñas sufren historias parecidas.

“Cuando me casé, estaba asustada. No quería irme de casa. Quería quedarme con mis hermanos y hermanas, con mi mamá y mi papá”, decía Nujood a la cadena estadounidense CNN, en una entrevista difundida ayer.

“No quería dormir con él, pero me forzó. Me golpeó, me insultó”, contó la pequeña. La cabeza y el cuello cubiertos por un velo negro, las facciones todavía de una nena. Su nombre salió a la luz con el consentimiento de su familia y sus abogados, aunque en estos casos suele preservarse la identidad de los menores.

Nujood siente vergüenza. Pero se animó a ir a la Justicia y pedir el divorcio. Su vida se había convertido en una pesadilla desde febrero, cuando sus padres, en una situación económica difícil, le arreglaron un casamiento con un hombre tres veces mayor que ella, al que describe como “viejo y feo”, que trabaja llevando pedidos a domicilio en la provincia yemení de Hajja, según Los Angeles Times.

El padre de la niña, Ali Mohamed Ahdal, está desempleado y tiene dos esposas y 16 hijos. Es uno entre los numerosos integrantes de pueblos tribales de su país que se mudaron a la capital, Sanaa, en busca de trabajo. Pero sólo encontró miseria.

Por eso, afirma, quiso buscar un mejor destino para su hija. “Traté de protegerla”, se justifica Ahdal, en una entrevista con Los Angeles Times. “Le pedimos (al novio) que la cuidara y la criara”, agregó. Pero ya en la primera noche de casados obligó a Nujood, a golpes, a dormir con él.

Aun así, en principio, sus padres dijeron que no podían ayudarla, porque ella le pertenecía a su marido. Pero una tía, discretamente, le aconsejó ir a la Justicia. Un día de abril, la muchachita escapó de su nueva casa y tomó un ómnibus hasta los tribunales, en el centro de Sanaa. Se plantó ante un juez y le dijo: “Vengo a divorciarme”.

Tras la sorpresa inicial, los abogados llevaron adelante el caso y lograron el divorcio. Pero, bajo la ley islámica (Sharía), su marido fue compensado, no perseguido. Nujood debió pagarle más de 200 dólares, que donó el abogado de derechos humanos que la representó.

Ahora, otra vez en casa de sus padres, Nujood dice que lo que más le interesa es terminar sus estudios. Quiere ser abogada. “Hice esto para que la gente escuche y no case a sus hijas tan pequeñas”, afirma.

Su caso ha destapado una triste realidad en Yemen. Más de la mitad de las chicas en ese país asiático se casan antes de cumplir 18 años, estima la organización no gubernamental Oxfam International. Según las leyes de Yemen, la edad mínima para casarse es de 15 años. Pero históricamente se han casado niñas aún menores, casi siempre obligadas y con hombres mucho mayores. Según costumbres tribales, una vez casadas, los padres ya no son responsables de ellas.

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