

TERRORISMO
En dos de los casos las bombas eran trampas y estaban prepradas para alcanzar a los desactivadores
El atentado perpetrado por ETA durante la pasada noche en un monte de la localidad alavesa de Barrundia es la cuarta acción terrorista dirigida contra repetidores de comunicaciones en lo que va de año. En dos de esos atentados, las bombas eran trampas preparadas para alcanzar a los desactivadores.
El primero de esos atentados fue perpetrado el 23 de febrero pasado en un repetidor situado en el monte Arnótegi, de Bilbao. ETA colocó el artefacto, formado por tres o cuatro kilos de explosivo, en una ventana de la caseta del repetidor. Un comunicante avisó a la DYA a las 8:50 de la existencia de la bomba indicando que haría explosión a las 10 mañana. El artefacto, sin embargo, no estalló hasta las 12 horas, en el momento en que lo movió un robot de la Ertzaintza. Se trataba de una trampa contra los artificieros de la policía con un sistema antimovimiento para provocar la explosión.
El segundo de los atentados fue cometido el 30 de marzo en otro repetidor de comunicaciones situado en el monte Izarraitz, de la localidad guipuzcoana de Azpeitia. El artefacto, de escasa potencia, estalló causando daños en el interior de las instalaciones y en la puerta. La existencia de la bomba fue indicada por un comunicante que dijo hablar en nombre de ETA y que avisó a la DYA de Guipúzcoa.
La tercera de las acciones terroristas fue cometida el 12 de abril en la localidad navarra de Lapoblación mediante una bomba compuesta por unos seis kilos de amonal. El artefacto estaba colocado junto a un cartel con la indicación "peligro bomba. ETA " y "no tocar". Una segunda bomba, compuesta por tres kilos de explosivo, no estalló. El atentado se había preparado para que estallara el artefacto más pequeño primero, mientras que el segundo debía explosionar bastante más tarde, cuando estuvieran revisando la zona los agentes de la Guardia Civil. Sin embargo, la primera bomba colocada por ETA no estalló y la segunda lo hizo hacia las once de la mañana. Un testigo escuchó la explosión y avisó a la Guardia Civil.

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