sábado, 26 de abril de 2008
La banda de 'Las Carpeteras' desembarca en Bilbao con estafas y robos de carteras
Jóvenes rumanas pululan por el corazón comercial de la ciudad y piden a los peatones donativos para una asociación falsa de discapacitados
La Policía identificó a un grupo de ellas como autoras de posibles timos
Un grupo de jóvenes rumanas que se dedica a la pequeña estafa y a robar al descuido a viandantes acaba de desembarcar en Bilbao. Conocidas en el argot policial como 'Las Carpeteras', porque llevan una carpeta con papeles en los que recogen firmas y piden donativos para una inexistente asociación de discapacitados o cualquier otra ONG, ocuparon ayer el centro comercial de la capital vizcaína y comenzaron a sisar a los peatones más vulnerables, según señalaron ayer a este periódico fuentes policiales.
Se trata de cuadrillas de chicas de origen rumano de unos 20 años que muestran un aspecto muy parecido. Llevan el pelo largo, que suele ser negro, y recogido en coleta o trenza, y cargan pequeñas mochilas donde llevan ropa para cambiarse y evitar ser reconocidas por las víctimas después de los robos. De esta forma, confunden también a la Policía, según desvelaron las mismas fuentes.
Las mujeres piden a los ciudadanos una ayuda para alguna asociación sin ánimo de lucro, aunque en realidad se trata de una estafa, ya que detrás no hay ninguna ONG. Simplemente se quedan con el dinero. Para dar al timo un aire de credibilidad, las jóvenes muestran a los ciudadanos folios con una docena de cuadrillas en las que deben apuntar su nombre y número de DNI, además de plasmar su firma.
Las víctimas suelen ser personas mayores y turistas, aunque pueden dirigirse a cualquier persona. «Son muy liantas y se ríen del sistema porque la legislación es muy blanda con este tipo de delitos, entran por una puerta y de inmediato salen por otra», apunta un agente especializado en la investigación de este tipo de delitos, en referencia a la impunidad con que actúan.
Ante la sorpresa de la Policía, ayer por la mañana un grupo de ellas invadió el corazón del distrito de Abando, el 6. Se las pudo ver en la Gran Vía, en la calle Ibáñez de Bilbao, y en general en Indautxu, áreas que a esa hora registran un continuo ir y venir de personas, muchas de las cuales van de compras y llevan dinero fresco. Los delincuentes lo saben y aprovechan también el gentío para pasar desapercibidos.
Acento extranjero
La guardia urbana, que mantiene precisamente de un dispositivo con presencia de patrullas en la zona comercial de Bilbao para disuadir a los ladrones, comenzó a recibir las denuncias y quejas de los cuidadanos abordados por estas presuntas estafadoras. Los policías empezaron a identificar a las sospechosas, algunas de ellas fueron trasladadas a comisaría. Se les acusa de una falta de hurto -la estafa se convierte en delito cuando supera los 300 euros- y, al tratarse de ciudadanas europeas y facilitar un domicilio en España, quedan inmediatamente en libertad.
Además de actuar a plena luz del día y en el mismo centro neurálgico de la ciudad mediante el método del donativo, también aprovechan los descuidos de la gente para robar. Una mujer de 75 años fue víctima de un robo de 4.500 euros que llevaba en el bolso y que acababa de sacar del banco cuando estaba mirando ropa en el interior de una tienda de Zara, en la Gran Vía alrededor de las once y media de la mañana. Una joven morena se le acercó y le pidió, con acento extranjero, una aportación para una asociación de minusválidos. Cuando la señora hojeaba el folio donde debía firmar, la ladrona le metió la mano al bolso, se apoderó del dinero y salió corriendo.
La guardia urbana cuenta con una pista: el número de serie del dinero sustraídos, aunque fuentes internas confiesan que parece difícil que los comerciantes o los bancos se detengan a revisar cada billete que llega a sus manos para poder destapar a la ladrona.
Ésta no fue la única denuncia. A mediodía, cuatro jóvenes rumanas habían sido ya trasladadas a la comisaría central de Garellano como sospechosas. No es la primera vez que se da este timo en Bilbao. Meses atrás, pelotones de niños de origen rumano recogían firmas y donativos a los peatones en plena calle para una asociación de sordomudos. Los propios niños se hacían pasar por discapacitados sin serlo. La Ertzaintza identificó a un grupo de ellos, y desaparecieron.
Nómadas
La Policía sospecha que forman células nómadas, que van de un punto a otro del país. «Actúan en una ciudad y cuando se queman, huyen a otra; al cabo de un tiempo, vuelven», explica un policía. En Barcelona llegó a convertirse en un auténtico problema de orden público. Algunas menores eran identificadas tres veces en una semana por la misma actividad ilícita: pedir limosnas para una asociación de discapacitados falsa. Mossos d'Escuadra y Guardia Urbana montaron un operativo conjunto y coordinado, con agentes uniformados y de paisano, para disuadir y detener a estas niñas.
Procedentes de media docena de clanes rumanos, las adolescentes, de entre 11 y 17 años, eran trasladadas a diario desde Badalona, donde residían sus familias, hasta la ciudad condal, donde servían de cebo. En su caso, además de estafadoras, las menores eran también víctimas de una explotación infantil por parte de sus progenitores que las inducían a delinquir.
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