domingo, 6 de abril de 2008

Juan de Garay se siente seguro en Baracaldo



Juan de Garay se siente seguro

Vecinos, comerciantes y hosteleros perciben mayor protección desde el despliegue hace dos meses de la Policía Local en la zona de ocio nocturno de Barakaldo. «Ahora vivimos algo más tranquilos»

No han desaparecido los gritos, ni las grescas. El alcohol y la música siguen regando las noches en la céntrica calle Juan de Garay. Da igual. Quienes suelen transitar por la zona de copas predilecta para los jóvenes en Barakaldo se sienten más seguros desde que, hace dos meses, el Ayuntamiento decidió reforzar la vigilancia en la céntrica travesía. Cada uno lo vive de forma diferente y pone su matiz. Pero lo cierto es que usuarios, comerciantes, residentes y hosteleros coinciden en el diagnóstico: «Ahora vivimos algo más tranquilos». Según recalcan en el Consistorio de la segunda urbe vizcaína, esta impresión es una consecuencia directa de la presencia continua de 29 policías locales en apenas 350 metros lineales de vía. «Hay una mayor percepción de seguridad, pero el enclave es igual de seguro que antes», matiza la edil responsable del área local de Seguridad Ciudadana, la socialista Olga Santamaría.Parece que la 'tolerancia cero' propugnada en su día por el alcalde, Tontxu Rodríguez, comienza a dar sus frutos. Los responsables municipales no han querido facilitar datos concretos para comparar los delitos antes y después del imponente despliegue policial en la zona, si bien aseguran de un modo tajante que no existen significativos cambios. «El número de denuncias registrado es similar», cuenta la responsable del departamento. No por ello, las partes implicadas asumen relativamente contentas el resultado de la iniciativa.Las comunidades de vecinos son, de todos los grupos, las que mayor grado de satisfacción desprenden. Atravesar una marabunta juvenil en pleno jolgorio nocturno provocaba cierto temor a gran parte de los residentes en este área hasta finales de enero. Ahora, matrimonios como el que forman Iñaki Rodríguez y Raquel Llamas -ambos de 42 años- se atreven a circular por la otrora 'zona prohibida'. «Ves a gente de uniforme y sabes que nadie va a intentar hacer nada. Antes dábamos un rodeo para llegar a casa por si las moscas», relata la pareja. Eso no quiere decir que la convivencia sea del todo pacífica. Las botellas esparcidas, una ingente cantidad de menores en estado de embriaguez y los improperios se mantienen, según los afectados consultados por este periódico.Toxicómanos y 'camellos'Un hostelero de la zona, que prefiere mantener el anonimato por temor a posibles represalias, también se da por satisfecho con el despliegue policial. Y eso que cree «estar perdiendo dinero» al percibir una disminución en el número de clientes que acuden a Juan de Garay. «Sobre todo cuando estalló la polémica y aparecieron tantos policías, venía menos gente por aquí», describe. Al mismo tiempo, critica «el escaso control» en la venta de alcohol en los bazares. Se muestra convencido de que esta situación «es el origen de la moda del botellón» y pasa factura a empresarios como él. «Por mucho que bajes el precio y hagas promociones atractivas, siempre es más caro consumir en el interior de un bar o pub. Eso no lo puedes cambiar», reflexiona.A los comerciantes, más que el ocio juvenil y las reyertas, les sigue preocupando otro problema que tiene más incidencia de día. Se trata del gran número de toxicómanos -alrededor de veinte, de forma alternativa- que se reúnen en la parte de arriba de la travesía. Dicen que la situación no ha mejorado y los 'camellos' «siguen campando a sus anchas» a la altura de la Escuela Oficial de Idiomas. Sólo parecen haber variado su 'modus operandi'.Menos «groserías»«Utilizan triquiñuelas. Pasan por delante de los 'yonkis' y les hacen un gesto para que vayan a otro sitio a hacer la transacción», protesta la dependienta de una tienda cercana. Al menos ha detectado menos «groserías» a paseantes. Otros afectados del entorno avisan que los robos no han cesado en este tiempo, por más que luego se dé caza al caco de turno.El Ayuntamiento de Barakaldo, no obstante, está convencido de que el asunto de los drogodependientes está sobredimensionándose. Los datos que maneja en este asunto la concejal de Seguridad Ciudadana son radicalmente distintos a la percepción de los comerciantes. Esas cifras demuestran que de día, en el último mes y medio, «sólo se han gestionado seis denuncias» por hechos ocurridos en la zona. «Cuatro son actuaciones de oficio de la Policía Municipal y las otras dos han sido presentadas por personas individuales», corrobora Santamaría. Lo único en lo que todos convienen -comerciantes, residentes y la institución local- es que el problema no se arregla fácilmente. Al igual que las trifulcas nocturnas. El tiempo lo dirá.

2 comentarios:

Net Press dijo...

emiSr. Concejal de Seguridad Ciudadana, como se nota que Vd. no sufre toda esta mierda! Para que se va a molestar nadie en ir a denunciar nada? Se sacan en limpio? Saber que su atracador tiene 19 detenciones anteriores? Son insolventes y 6 horas mas tarde están de nuevo robando. Pero claro, su palabra tiene mas valor que la de los sufridores.

Net Press dijo...

La mota negraLa solución a este tipo de problemas no debe centrarse únicamnete en la acción policial. La Policía por linea general hace su trabajo, aunque este trabajo sea poco reconocido, sea silenciado y la mayor parte de de las veces ignorado por la ciudadanía. Si a la Policía la dejan trabajar, y detrás de ella están unas leyes contundentes contra el delito, unas normas que ineludeblemente se deban cumplir y unas ordenanzas serias cuyo incumplimiento devengaría unas sanciones apropiadas los problemas de los que hablamos dejarían de ser problemas. Esta claro que el ciudadado cumplidor responsable con su entorno y preocupado por su ciudad es la medida que persigue.