viernes, 25 de abril de 2008
Dos encapuchados atan a una mujer y a su hija en el asalto a una casa de Valencia
Dos encapuchados atan a una mujer y a su hija en el asalto a una casa de Valencia
"Cuando llegué me dispararon con una pistola de fogueo", relata la nieta de la familia
Se le salía el corazón de los nervios. Así estaba la pobre Rafaela, de 71 años, después de que unos ladrones la empujaran, la ataran de pies y manos y le colocaran celo en la boca. Además, fue testigo de cómo los mismos atracadores hacían lo mismo con su hija Miguela.
Este infierno es el que vivió ayer una familia de Valencia que reside en la calle Doctor Marco Merenciano. El robo se produjo sobre la una y media de la tarde, aunque al parecer se gestó el día anterior.
Los delincuentes no iban a ciegas. Sabían que el propietario de la casa y esposo de Miguela, que trabaja como gerente en un establecimiento de venta y reparación de vehículos, tenía en la vivienda una importante cantidad de dinero "procedente de un vehículo que había sido vendido el miércoles", como explicó Angélica, de 24 años, hija del responsable.
A esa hora los maleantes se disfrazaron de pintores con un mono y se colocaron pasamontañas. Armados con un cuchillo y una pistola, tocaron el timbre de la casa, situada en un segundo piso. La mujer de 71 años abrió la puerta y los delincuentes se colaron como un torbellino. "Ataron a mi abuela de pies y manos, le colocaron celo en la boca y la trataron fatal. La arrastraron por el suelo como un saco hasta dejarla en el dormitorio", relató Angélica. "Iban a por lo que iban", explicó la hija del propietario desde la empresa del hombre, situada en la cercana calle Periodista Gil Sumbiela.
Pero no sólo esta mujer de avanzada edad iba a ser víctima de los violentos maleantes. Al cabo de 20 minutos apareció en la casa su hija Rafaela y corrió la misma suerte. La mujer vio la puerta abierta y se quedó muy extrañada.
Al entrar, se topó de bruces con los delincuentes, que la encañonaron con la pistola y la amordazaron igual que a su madre. Mientras tanto registraron la casa en busca de la caja fuerte y se apoderaron de 4.500 euros y otros efectos.
Poco antes de las dos de la tarde, la tercera generación de la familia llegó a la casa. Se trata de Angélica y su hermano David, de 18 años. "Cuando iba a entrar en casa me empujaron y en ese momento estaba en tal estado de nervios que yo ya ni pensaba", reconoce la joven.
En un acto de pura desesperación, la hija de los dueños de la vivienda se enfrentó con el delincuente que portaba el arma de fuego. "Fui a cogerle la mano en la que tenía la pistola, pero el me apuntó y disparó. No me pasó nada porque era de fogueo", relató la joven, consciente de que si el arma hubiera sido real "podría estar muerta". "Es que ni pensaba, de verdad", insistió.
Los delincuentes corrieron escaleras abajo y escaparon con el dinero. Posiblemente se quitaron los monos y huyeron con la ropa que tenían debajo para así evitar ser reconocidos ante una posible batida de la policía.
Cuando Angélica entró en la casa se encontró a su madre atada y le quito el celo de la boca. "La yaya está encima de la cama amordazada", gritó la mujer a su hija presa del pánico. En el dormitorio, la joven liberó a su abuela de las ataduras. "La pobre temblaba de miedo", explicó la hija de los propietarios. "Han tenido que atenderla por la ansiedad que tenía encima y darle una pastilla", añadió.
Ni el perro de la familia, un yorkshire, se libró de la violencia de los atracadores. "Como ladraba le tiraron encima una bandeja de pasteles para que se callara", contó la joven.
Nada más descubrir lo ocurrido, la familia telefoneó a la policía. Agentes del Grupo de Atracos de la Jefatura Superior de Valencia y especialistas de Policía Científica se trasladaron al lugar para investigar el robo.
Por el momento no hay demasiadas pistas sobre la identidad de los delincuentes, que utilizaron guantes para no dejar huellas. Por la manera en que hablaban parecían de algún país de Europa del Este, posiblemente rumanos o rusos, según fuentes policiales. La policía batió la zona en su busca, pero no lograron localizarlos.
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