martes, 6 de enero de 2009

Un caballo desbocado por la explosión de un petardo desata el pánico entre el público que recibía a los Reyes




Un desfile de pesadilla
37 heridos en la Cabalgata de Sestao
Un caballo desbocado por la explosión de un petardo desata el pánico entre el público que recibía a los Reyes

JOSÉ DOMÍNGUEZ- SESTAO-Vizcaya

El animal «enloqueció. Iba pisando a todo el que podía», relata un testigo. La alegría asociada a la Cabalgata de los Reyes Magos se tornó ayer en un susto mayúsculo para las personas que presenciaban el paso de las carrozas en la localidad vizcaína de Sestao. Un caballo desbocado se abalanzó contra la multitud antes de romper la luna de un establecimiento y ser atrapado por sus cuidadores. 37 personas, según fuentes de Protección Civil, sufrieron golpes de diversa consideración que en muchos casos obligaron a su traslado a hospitales, aunque fuentes municipales remarcaron que ninguno presenta un pronóstico grave. El alcalde, José Luis Marcos Merino, culpó de lo ocurrido a un «gracioso» que habría lanzado un petardo al hocico del animal.
La comitiva se había hecho esperar más de media hora a causa de la lluvia. La gente estaba ansiosa por ver pasar a Melchor, Gaspar y Baltasar. De ahí que a su llegada, a eso de las 18.45 horas, el griterío fuera «ensordecedor». Quizá ésa fue la razón de que sólo unos pocos se enteraran de que un caballo había «enloquecido» hasta que se plantó delante de ellos.
«Era el primer caballo por la izquierda. El que encabezaba la segunda carroza», relataba ayer el gerente del bar El Parque, a escasos metros de donde se inició el incidente. Según explicó, el animal «empezó a dar bandazos y debió resbalar en el asfalto porque cayó de bruces lanzando por los aires al jinete, un chico muy joven, de unos 12 años», explicó a este periódico.
«Un campo de batalla»
Fue entonces cuando el caballo «enloqueció». «Iba pisando a todo el que podía», subrayaba Marisa Aguirremota, una testigo que logró salir ilesa «de milagro». Ni el jinete, ni los agentes municipales, ni siquiera los cuidadores fueron capaces de detener al animal hasta que destrozó el cristal del escaparate de una tienda de deportes, a la altura del número 3 de la Alameda de Las Llanas.
En su errática carrera, el animal, propiedad del Club Hípico de Laredo, dejó un reguero de contusionados. Entre ellos estaba Javier González, que sufrió un fuerte golpe en el pecho antes de caer al suelo y ser pisado por dos veces en el rostro. También Almudena Pozo, que salvó la situación con sólo un tobillo contusionado. «Justo cuando el caballo me atacó, tuve los reflejos suficientes para apartar a mi hijo de 5 años», dijo. Peor suerte tuvo otro niño unos metros más adelante. El equino le arrolló. Según un portavoz del Ayuntamiento, habría al menos otro menor herido con varias coces en el estómago y un varón de 60 años evacuado con un brazo en cabestrillo y la cabeza vendada.
La Alameda Las Llanas «parecía un campo de batalla», aseguraban varios testigos presenciales. Las asistencias convirtieron la zona de cajeros automáticos de una entidad bancaria en una especie de hospital de campaña mientras las ambulancias, procedentes de Trapagaran y Santurtzi, se llevaban a los heridos a los hospitales de Cruces y San Eloy.
Vecinos de la localidad criticaron el incidente. Aunque todos coinciden en señalar que la reacción del caballo fue «impredecible», muchos aseguran que «no se habían puesto las medidas de seguridad necesarias». «En años anteriores ya se había hablado del riesgo de atropello a cualquier niño porque no se respetaba ninguna distancia de separación con las carrozas», lamentaba uno de los contusionados.

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