viernes, 28 de noviembre de 2008

EL CRIMEN DE SUPUERTA-VIZCAYA




EC- Fotos Calabor
Los tres detenidos por el crimen de Gaizka Etxebarria, dos varones y una mujer de entre 19 y 21 años, permanecen en dependencias de la Ertzaintza a la espera de cumplimentar las diligencias policiales pertinentes para ponerles, posteriormente, a disposición judicial, según ha informado la Policía autonómica.
Por su parte, la familia de la víctima ha señalado que el funeral del joven de 30 años -que desapareció el pasado 11 de noviembre y cuyos restos fueron localizados ayer en un monte de la localidad vizcaína de Sopuerta- se celebrará mañana a las doce y media del mediodía en la Iglesia de El Carmelo del barrio bilbaíno de Santutxu.
Tres jóvenes, dos varones y una mujer, fueron arrestados en la madrugada de ayer por la Ertzaintza acusados del asesinato de Gaizka Echevarría Urquiza, un bilbaíno de 30 años desaparecido el 11 de noviembre en la localidad vizcaína de Sopuerta. Los arrestados, de entre 19 y 21 años, confesaron el crimen e indicaron a los investigadores el lugar en el que habían escondido el cadáver. Después de varias horas de búsqueda con perros rastreadores, los efectivos de la Policía autónoma hallaron el cuerpo de la víctima enterrado a un metro de profundidad en una zona boscosa del municipio encartado, tapado con una bolsa de plástico, con cuatro tiros en la cabeza y más de 20 puñaladas en la espalda, confirmó el Departamento vasco de Interior.
La frenética búsqueda iniciada hace algo más de dos semanas, con constantes batidas por los recónditos montes de Las Encartaciones y carteles sembrados por todo el territorio, finalizó ayer de la forma más cruel. En la denuncia que cursaron ante la Ertzaintza, los familiares aseguraron que Gaizka había acudido aquel martes 11 de noviembre a Sopuerta para vender un coche, un 'BMW M3', por 27.000 euros al arrestado Hatim M., un marroquí de 20 años que residía en un chalé alquilado hace menos de dos meses en esa localidad. La víctima acudió a la cita en su turismo, acompañado en otro coche por los dos jóvenes ahora detenidos.
De camino, hacia las 14.30 horas, Gaizka llamó a su mujer, Itziar, con la que se casó hace tres años, y le indicó que volvería en una hora a casa, en el bilbaíno barrio de Santutxu. Pero no regresó. Su rastro se perdió en esa vivienda, aunque el supuesto comprador aseguró a los investigadores que el fallecido dijo que había quedado con un tal «Urko, de Muskiz».
No fue así. Según ha podido saber EL CORREO, Gaizka fue asesinado en el chalé que Hatim compartía con su novia, de 19 años, también arrestada. Primero, le maniataron. Luego, le pegaron cuatro tiros en la cabeza. Y después, le asestaron una veintena de puñaladas para asegurarse de que habían matado al joven, que regentaba en Santutxu una tienda en la que vendía material para el cultivo del cannabis ('growshop'). Allí conoció «hace pocos meses» al que a la postre iba a acabar con su vida, apuntaron sus allegados.
Coche robado
Los tres implicados metieron el cuerpo de Gaizka en el vehículo con el que le habían 'escoltado' hasta Sopuerta con un doble objetivo. Por un lado, para pagar en metálico la compra-venta del coche. Por otro, para saldar la supuesta deuda que uno de ellos había contraído con la víctima. Con esa estrategia, le llevaron hasta Sopuerta.
Después de asesinarle en la casa, los dos varones transportaron el cadáver al bosque y lo enterraron. La Ertzaintza encontró el cuerpo ayer sobre las diez y media de la mañana. Se trata de un área arbolada en el barrio de San Cristóbal, cercana a un arroyo y al concurrido colegio San Viator. Un día después de la cita, el 12, el turismo en el que trasladaron a Gaizka apareció calcinado en un paraje próximo. Este vehículo, al parecer, había sido robado en el municipio vizcaíno de Etxebarri. Mientras tanto, Hatim M., presunto autor de los disparos, se quedó con el 'BMW M3' de la víctima y su documentación para efectuar la transferencia del automóvil.
Esperanzas
Este paso hizo sospechar a sus familiares y amigos. En cambio, nunca perdieron la esperanza de volver a ver a un chaval «extrovertido», «que tenía planes de futuro». Crearon incluso una página web (www.gaizkaechevarria.com), que aún pedía pistas ayer sobre su paradero. «La Policía siempre nos ha dado a entender que estaba vivo», confesó ayer Carlos Rodríguez, amigo íntimo de la víctima, con la voz quebrada por el dolor. «Esperaba que me llamase en cualquier momento. De hecho, el otro día recibí una llamada que empezaba por 00 39 (código internacional de Italia) y pensé antes de coger '¿De dónde me llama éste?', porque se había hablado de que podía haberse ido al extranjero. Pero no. Era un cliente». Al conocer que Hatim era uno de los detenidos, de la boca de Carlos sólo salió un «me lo temía».
A pesar de que tras los primeros interrogatorios los agentes de la Ertzaintza dejaron en libertad a los tres arrestados, éstos siempre estuvieron en el punto de mira de los investigadores. Por varias razones. La principal: que «fueron incurriendo en contradicciones». Asimismo, «sus testimonios no concordaban con los facilitados por allegados de la víctima», corroboró ayer el Departamento de Interior. Por este motivo, los agentes volvieron a Sopuerta y detuvieron a los sospechosos, que confesaron en comisaría. Horas después, aparecía el cadáver de Gaizka.

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