jueves, 13 de noviembre de 2008
Dos encapuchados asaltan y destrozan un bar en Sagunto tras amordazar a la dueña
"Estuve una hora atada de pies y manos"
J. A. M./M. M.| VALENCIA/SAGUNTO
Dormir la siesta puede salir caro. Y si no que se lo digan a Eva M., la propietaria de un bar de la calle Petrés de Sagunto, que sufrió un robo mientras echaba una cabezada el pasado domingo por la tarde, después del duro trabajo de la mañana. Los ladrones aprovecharon este momento para irrumpir en el local. Ataron a Eva y, armados con varias herramientas, destrozaron las tragaperras y la caja registradora.
El reloj marcaba las 16.15 horas y Eva dormía plácidamente sobre unas sillas, sin pensar que dos hombres iban a colarse por el hueco de la persiana, a medio cerrar. De repente, y sin haber escuchado antes ningún ruido sospechoso, se despertó. Los intrusos le taparon la cara con la misma manta que la mujer utilizó para resguardarse del frío. "No me dio tiempo ni a verles la cara. Entraron sin que yo me diese cuenta y enseguida me taparon los ojos con la manta", explicó la dueña del bar, con el temor aún palpable en sus palabras.
Seguidamente, los dos individuos ataron de pies y manos a la propietaria, que permaneció en esta incómoda postura cerca de una hora. Y es que los gritos de auxilio de Eva, cuando ya habían escapado los ladrones, fueron en vano. Ningún vecino se percató de lo sucedido hasta pasada una hora. Fue entonces cuando una mujer, por fin, escuchó a la víctima y la ayudó a desatarse. "Con la boca pude apartarme la manta de la cara, y me acuerdo que vi el reloj y ya eran las cuatro y media. Empecé a gritar y a pedir ayuda, pero nadie me escuchaba", relató Eva M. "Fue terrible. Intenté quitarme las cuerdas con la boca, pero no podía. Por fin, a las cinco y cuarto, una vecina oyó mis gritos y me ayudó a desatarme", añadió.
Los ladrones con acento extranjero tenían un único objetivo: robar el dinero de las tragaperras y de la caja. "Me decían una y otra vez que sólo querían dinero, y que si no molestaba, a mí no me iban a hacer nada. En total, se llevaron unos 2.000 euros", afirmó Eva M.
En el bar, varios clientes conversaban ayer sobre lo sucedido. "No puede ser que a las cuatro de la tarde sucedan este tipo de hechos", manifestó un hombre, que se quejó de la poca seguridad y vigilancia que hay en esta zona de Sagunto.
"No es la primera vez que me roban en el bar, aunque las otras tres veces fue de noche y no había nadie dentro", aseguró la mujer. A Eva le costará olvidar este último suceso: "Aún no se me ha quitado el miedo. Cuando llego a las cinco de la madrugada, no me bajo del coche. Espero un rato a que pase gente por la calle para salir".
Algo parecido ocurrió el lunes por la tarde en Alicante. Sólo 45 minutos antes de cerrar, el gerente de un supermercado vio peligrar su vida. Dos hombres entraron en el local y le amenazaron con un cuchillo de grandes dimensiones.
Los atracadores, de gran envergadura, accedieron al comercio vestidos elegantemente, con traje y corbata. Sin levantar sospecha por su buen aspecto, entraron por una puerta de personal que lleva al despacho del gerente y le amenazaron con el cuchillo. Así, consiguieron un botín millonario y huyeron con sus rostros ocultos con máscaras de hockey.
sucesos@lasprovincias.es
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