domingo, 30 de noviembre de 2008

30/11/2008 - La matanza de soldados italianos en Iraq por un suicida entrenado en Vilanova i la Geltrú será juzgada en España


Se desconoce cuántos 'mártires' captó la célula de Vilanova, pero tres de ellos han sido identificados

Eduardo Martín de Pozuelo
A las 10.40 horas del 12 de noviembre del 2003, un camión cisterna cargado de explosivos conducido por dos muyahidines estalló en la base italiana Maestrale, en Nasiriya, Iraq. La explosión, tremenda, mató, además de a los dos suicidas, a 28 personas: 12 carabinieri, cinco soldados y 11 civiles, dos italianos y los otros nueve iraquíes. También hirió a otras 81 personas. Restos humanos quedaron esparcidos en un radio de cientos de metros. Entre la chatarra destrozada del camión, muy lejos del lugar del estallido, hallaron lo poco que quedaba de un hombre. Su rastro genético permitió identificarle. Era Bellil Belgacem, uno de los dos suicidas. Hacía poco que había llegado a Iraq procedente de un centro clandestino de reclutamiento de muyahidines de Al Qaeda montado en Vilanova i la Geltrú. Belgacem había viajado a Iraq sólo para morir, matando.

El último viaje

El 12 de noviembre del 2003, Haji Tamer, miembro de Al Qaeda, entregó un camión cisterna con explosivos a Abu Zubier al Saudi y a Bellil Belgacem. En Nasiriya se dirigieron hacia la base italiana Maestrale por la calle Al Cornees, pero estaba cortada. Dieron marcha atrás y cruzaron el Éufrates por el puente Al Naser y luego volvieron a cruzarlo por el puente Al Zaitum, ya frente a la base. Entonces aceleraron y, mientras uno disparaba, se volaron en pedazos.



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Cinco años después de la matanza, la reconstrucción de la trayectoria del suicida argelino Bellil Belgacem, tras una investigación de la Guardia Civil dirigida por el juez Garzón y la fiscal Dolores Delgado, permitirá a la justicia española sentar próximamente en el banquillo de los acusados al grupo vinculado a Al Qaeda, con base en Vilanova i la Geltrú que le entrenó y le ayudó a llegar a Iraq para matar y morir.

Los acusados aparecen como supuestos cómplices necesarios de aquel atentado y, por consiguiente, como corresponsables del asesinato de las 28 personas que murieron en la base militar cercana al Éufrates. Las pesquisas muestran como los 25 acusados captaron a Belgacem y a otros islamistas como él desde su cuartel general en la capital de la comarca del Garraf.

La historia que se esconde detrás del atentado contra la base italiana de Nasiriya ocupa miles de folios de un sumario producto de cientos de horas de trabajo de la policía y los juristas. Decenas de nombres, citas, direcciones, conversaciones intervenidas judicialmente, seguimientos, vigilancias y finalmente detenciones que a su vez conducen a nuevas indagaciones componen un panorama tan denso y complejo que obliga al periodista a pintar lo sucedido a brochazos con apenas algunas pinceladas para los detalles.

La célula islamista que adoctrinó a Belgacem nació sobre el 2001 estimulada desde Marruecos por miembros del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM), el que atentó en mayo del 2003 contra el restaurante Casa España de Casablanca, donde murieron 43 personas.

Instalados en Vilanova i la Geltrú como inmigrantes, varios marroquíes del GICM, se organizaron como célula de captación de extremistas bajo la más estricta clandestinidad. El grupo creció, y sus integrantes obtuvieron tarjetas de residencia y trabajaron en distintos oficios y comercios, como panaderías o carnicerías. Con sus domicilios y trabajos como tapadera cobijaron a islamistas de paso, como sucedió con el que es considerado líder del grupo, Mohamed M´Rabel Fash, que empadronó en su domicilio - calle Lepanto, 52, de Vilanova-a algunos de los captados para la causa. Este fue el caso de Bellil Belgacem, que mientras era adoctrinado y entrenado como mártir, obtuvo su tarjeta sanitaria catalana y hasta abrió una cuenta en La Caixa.

Los domicilios de los demás integrantes del grupo también fueron escenarios de constantes reuniones en las que los islamistas se transmitían mensajes y consignas unos a otros, especialmente los procedentes de Abu Musab al Zarqaui, entonces líder de Al Qaeda en Iraq y luego muerto por las tropas americanas. En sus casas también guardaban todo tipo de manuales extremistas e instrucciones sobre cómo actuar sin ser descubiertos.

Sin embargo, su lugar preferido para planificar el proselitismo o preparar los viajes de los nuevos muyahidines a Iraq era la mezquita Al Furkane, donde hablaban después de la oración de los viernes. La inmensa mayoría de los fieles eran ajenos a los manejos del grupo, pero no así el imán, Mohamed Samadi, cuyo domicilio en la calle Conxita Soler, 12, también formaba parte del entramado extremista.

No se sabe con certeza cuántos mártires captó la célula, pero investigadores han logrado identificar a tres de ellos: los hermanos Hssisni y Bellil Belgacem. Uno de los Hssisni se suicidó en Faluya el 22 de enero del 2005, y el otro fue detenido en la frontera de Siria. En cuanto a Belgacem, viajó desde España a Iraq vía Turquía y Siria, dejando en Vilanova sus documentos catalanes. Al llegar a Iraq se integró en la sección de suicidas de Al Qaeda entre Dos Ríos, al mando de Mohamed Harar Abdelaziz, más conocido por Abu Umar al Kurdi, quien le presentó a Abu Zubier al Saudi, su compañero de suicidio.

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