jueves, 4 de septiembre de 2008

04.09.08 - Hallan muertas en Elche a una ex ertzaina y su madre


Sucesos
Hallan muertas en Elche a una ex ertzaina y su madre
La hija, que padecía problemas psicológicos, intentó volar su casa en Bilbao en 2001


ESTHER DÍEZ| ELCHE


Miembros de los servicios sanitarios trasladan el cuerpo de una de las fallecidas. El mal olor fue el indicio que llevó a los vecinos del número 18 de la calle Antonio Martínez García, en el barrio ilicitano de Carrús, a alertar a los cuerpos de seguridad de un posible suceso en una de las viviendas de la cuarta planta. Tras la inspección de la casa por parte de la Policía Nacional, los técnicos forenses certificaron la muerte de Inmaculada G. M., de 38 años, y su madre, Amparo M. M., de 60. En medio de los cuerpos, apareció también el cadáver de su mascota, una pequeña perra que la mayor de ellas paseaba cada noche después de cenar, según Francisca Senén, una de sus vecinas.

Inmaculada se instaló en el barrio hace siete años, después de recibir la incapacidad laboral definitiva en su trabajo como ertzaina (policía autónoma vasca) a raíz de los diversos problemas psicológicos que sufría. Esta situación mental fue la que motivó un intento de suicidio en junio de 2001 en el piso de Deusto en el que residía, donde provocó una explosión de gas. Como consecuencia del incidente, la joven perdió tres dedos de la mano y padeció quemaduras, todavía visibles cuando se trasladó a Elche. El estallido causó daños en el edificio y también resultó herida una de sus vecinas.

A causa del delicado estado de salud de Inmaculada, Amparo, su madre, decidió venir a prestarle su ayuda cerca de un año más tarde. Según narraba ayer otra de sus vecinas, la decisión de Amparo no fue compartida por su marido, por lo que su traslado a la ciudad alicantina motivó la separación de la pareja.


Ventanas cerradas
Inmaculada también estaba separada de su marido, siempre según las afirmaciones de los vecinos de la zona. Las mismas fuentes añadieron que la joven mantenía una relación sentimental con un hombre de Murcia, con el que vivía últimamente y que madre e hija se habían distanciado en los últimos meses.

No obstante, madre e hija se habían reconciliado e Inmaculada había regresado a la vivienda que compartía con ella. Varios miembros de la familia viven también por la región de Murcia. Al parecer, otra de las hijas de Amparo reside en esta comunidad, aunque no mantenía una relación demasiado cordial con su madre, ya que una de las vecinas asegura que la mujer todavía "no había conocido a su nieto".

Tras conocer la noticia, varios vecinos de la calle acudieron perplejos hasta el lugar del suceso. Todos se mostraron muy apenados por la muerte de las dos mujeres y coincidieron en señalar que eran personas muy amables y que no habían demostrado nunca ningún comportamiento extraño.

Francisca Senén comentó que Amparo solía conversar con sus vecinas mientras paseaba a su perro. Sin embargo, sus confesiones se limitaban a los dolores de cervicales que sufría. En ningún momento comentó que tuviera problemas en casa. Otra de las vecinas, que como el resto pensaba que la joven había sufrido las quemaduras a causa de un atentado, explicó que ambas eran "unas bellísimas personas".

La misma versión narra el responsable de la cafetería cercana a la vivienda y muchos otros de sus vecinos del barrio de Carrús. Al tiempo que el olor comenzaba a empapar toda la calle, más gente se fue agolpando en las inmediaciones del lugar de los hechos sin entender qué motivos habían llevado a sus vecinas hasta aquella situación.

Por el momento, la policía baraja el doble suicidio como primera hipótesis del suceso, aunque no se descartan otras causas que expliquen las muertes. Los vecinos, que comentaron que la vivienda no contaba ni con instalación de gas natural ni con bombonas de butano, explicaron que todas las ventanas de la casa se encontraban cerradas desde hace unas jornadas, incluso las que daban al patio interior

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