

Detienen a un anciano en Barakaldo acusado de violencia de género por golpear con una cachava a su esposa, que fue trasladada a un hospital
AINHOA DE LAS HERAS|E.C. - BILBAO
Ángel, un hombre de 92 años, fue detenido ayer por la tarde por la Ertzaintza, acusado de golpear a su esposa, de 82, con la cachava que le sirve de apoyo. Ocurrió en Barakaldo a primera hora de la tarde, antes de que llegara la asistenta social que les atiende a partir de las cinco. La mujer, Ascensión, que lloraba desconsoladamente, tuvo que ser evacuada por una ambulancia de Cruz Roja hasta un hospital para ser tratada de los golpes recibidos y, sobre todo, del estado de nervios que le había ocasionado la agresión. Vestida con una bata de cuadros, pudo bajar a la calle por su propio pie, aunque ayudada por los sanitarios que le atendieron.
Según los vecinos del bloque de viviendas en el que el matrimonio reside desde hace unos años, ésta no era la primera vez que la pareja de ancianos se enzarzaban en una discusión y llegaban a las manos, «hasta en la calle». Los pocos vecinos que quedan en el edificio en este mes de agosto se asomaron a las ventanas al escuchar voces y vieron «cómo llegaban los guardias».
«No están bien ninguno de los dos», aseguraba una conocida. El hombre sufre una demencia y la mujer ha superado dos trombosis que le han dejado una visible cojera. Naturales de un pueblo de Burgos, el matrimonio tiene un hijo, que al parecer se encuentra de vacaciones. «Viene mucho a visitarles», decían los vecinos.
Boina y zapatillas
Dos mujeres, una por el día y otra por la noche, acuden a la vivienda de los ancianos a diario para hacer las labores y un seguimiento de su delicado estado de salud. Pero esta vez, el control parece que no ha sido suficiente.
Los agentes de la Ertzaintza que procedieron ayer a la detención del anciano, acusado de un delito de violencia de género, se enfrentaron también a un problema social. ¿Qué hacer con un hombre de 92 años, presunto maltratador, que, por su edad, puede ser considerado inimputable, ya que no está en condiciones de seguir un juicio?
Cubierto con una boina y en zapatillas de casa, el hombre no parecía mostrar signo alguno de arrepentimiento cuando los policías le llevaban detenido, si bien tampoco estaba lúcido. Finalmente, los ertzainas le condujeron hasta la comisaría de la Policía autonómica en Sestao, donde estaba previsto que prestara declaración sobre lo ocurrido.
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