domingo, 29 de junio de 2008

«Los inmigrantes irregulares tendrán que volver a su país tarde o temprano»


«Los inmigrantes irregulares tendrán que volver a su país tarde o temprano»


Celestino Corbacho (Valverde de Leganés, Badajoz, 1949) es el nuevo ministro de Trabajo e Inmigración y en la actual coyuntura económica, nadie duda de que le ha tocado bailar con la más fea. Tendrá que afrontar el aumento del desempleo, la situación de la población extranjera en un momento en el que las colocaciones escasean o la consolidación del sistema público de pensiones cuando instituciones y organismos internacionales advierten de que su futuro no está garantizado.

-La oposición dice que el Gobierno no se ha puesto las pilas pese a la incertidumbre económica.

-Eso no es verdad. Lo que ocurre es que vivimos en una sociedad muy acelerada. Las medidas que adoptó el Gobierno en el primer Consejo de Ministros, con un coste de más de un billón de las antiguas pesetas, pasaron desapercibidas. Dio la sensación de que habían quedado amortizadas antes de publicarse en el BOE.

-Entonces, ¿no hubo falta de previsión?

-No. La imprevisión hubiera sido que las cuentas del Estado hubieran acabado en déficit. Simplemente lo ocurrido es que la desaceleración ha tenido una rapidez imprevisible y al Gobierno le ha cogido al final de una legislatura donde los datos económicos no eran negativos. No se podía hacer un discurso pesimista cuando salíamos de una legislatura en que todas las cifras eran positivas.

-Pero había signos de que la desaceleración llegaba...

-Nada hacía presagiar una desaceleración tan rápida. Con una legislatura con tres millones de empleados más y una economía que crecía por encima del tres y pico por ciento, no se podía ser pesimista.

-Afrontar la crisis va a necesitar pactos con la oposición. ¿Cómo ve al PP surgido de Valencia?

-En el PP hay un discurso nuevo pero otra cosa será la realidad. De Valencia han salido eufóricos, diciendo que han hecho un giro al centro. Pero el PP ha sido el partido de la derecha más radical de este país y su giro al centro le puede traer problemas con su electorado.

-En cualquier caso ¿será más fácil llegar a acuerdos con este Partido Popular?

-Debería de serlo si logra convertirse en un partido de centro-derecha. Pero lo va a tener difícil si los sectores de extrema derecha siguen empujando.

-¿En qué pactos está pensando?

- En los de pensiones y en políticas de inmigración.

-Habla de inmigración. ¿Cuáles van a ser las líneas de la reforma de la Ley de Extranjería?

-En la reagrupación familiar hay un problema de fondo. Cualquier inmigrante legal en un año puede reagrupar a pareja, hijos, padres, suegros... y esto es excesivo. Pensamos restringir la reagrupación porque no debe entenderse como un derecho universal sino como un derecho reglado, ceñido al núcleo familiar de pareja e hijos. Además, con el actual sistema corremos el riesgo de que el funcionamiento del Estado de Bienestar no sea el adecuado. Pero no habrá sólo restricciones, también se dará permiso de trabajo a los hijos que ya no estén en edad escolar.

-El Gobierno propone adelantar la prestación por desempleo a los extranjeros que vuelvan a su país. ¿Por qué?

-Habitualmente, el primero que pierde el empleo es el último que llegó al mercado laboral. Y los inmigrantes están siendo los primeros en sentir el golpe. Por eso el Gobierno quiere darles la oportunidad de volver a su país con un capital para que puedan empezar de nuevo.

-¿Cuánto dinero recibirán los que acepten marcharse?

-Calculamos una media de 8.000 ó 9.000 euros, importe que en su país de origen les dará para una nueva vida. Aunque no nos engañemos, de ese dinero no van a nacer multinacionales.

-¿Cuánta gente espera que vuelva a su país?

-Entre 15.000 y 20.000 inmigrantes en paro. Nuestros cálculos son que tenemos unos 100.000 extracomunitarios desempleados en España, provenientes de los 19 países con derecho a acogerse a la medida, y que entre un 15% y un 20% de ellos estaría dispuesto a regresar.

-¿Qué opción queda a los inmigrantes irregulares?

-Ojalá pudiéramos ofrecerles empleo, pero no es el momento. España tiene una capacidad de absorción de mano de obra limitada, y más en esta coyuntura. El Gobierno no puede admitir que haya personas en situación irregular, por lo que tarde o temprano tendrán que volver a su país.

Moderación salarial

-Cuando se habla de contención salarial, ¿garantiza el Gobierno que los trabajadores no pagarán los platos rotos de la desaceleración?

-Las políticas sociales no están en crisis y proteger a las personas con salarios bajos es una medida social. No voy a pedir moderación a rentas de 700 ó 900 euros.

-¿El mercado laboral necesita más flexibilidad?

-Ahora se está poniendo de moda la 'flexiseguridad', sin saber de qué hablamos. Vivimos en un mundo en el que la flexibilidad es necesaria. La sociedad cambia a una velocidad tremenda, pero esto no nos puede llevar a lo que propugnan sectores empresariales, consistente en que si hay más flexibilidad en el mercado de trabajo seguro que la empresa irá mejor.

-¿Habrá que modificar el despido?

-No. España ya tiene un nivel de flexibilidad suficiente. La forma como se contrata y el propio contenido del contrato no impiden hoy que una empresa realice ajustes. Además, la causa de la desaceleración económica no tiene un origen laboral. Por lo tanto, no podemos llevar la discusión a la relación laboral. Los elementos que hay que corregir son económicos como el aumento de las materias primas o la falta de liquidez en el mercado internacional. Incluso habrá que cambiar el modelo productivo.

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