domingo, 8 de febrero de 2009

08.02.09 - Atracan una joyería y encierran a una mujer y su hija en la caja fuerte


Sucesos

Los ladrones también intimidaron con una pistola al dueño y lo esposaron antes de huir con el botín en el Cabanyal

JAVIER MARTÍNEZ| VALENCIA

Encerradas y llorando dentro de la caja fuere. Así acabaron una mujer de 49 años de edad, Rosa, y su hija de 24 años, Natalia, tras el atraco a una joyería perpetrado por tres delincuentes junto al mercado del Cabanyal. Los ladrones también esposaron el dependiente y propietario del establecimiento tras intimidarlo con una pistola.

Los hechos se iniciaron sobre las 13 horas de ayer. Dos jóvenes irrumpieron en la joyería mientras un compinche vigilaba en la puerta. Uno de los atracadores apuntó con una pistola a José Luis M. A., de 57 años, que se encontraba solo en el comercio. Minutos antes, su mujer y su hijastra había salido del establecimiento para tomar un café en un bar cercano.

Todo fue muy rápido. Los delincuentes esposaron al joyero con las manos en la espalda y lo trasladaron a la trastienda. También lo amordazaron con una cinta adhesiva para que no gritara. Con gran celeridad, los asaltantes desvalijaron una estantería y amontonaron todas las joyas sobre el abrigo de Natalia.

Cuando ya estaban preparados para escapar con el botín al hombro, como si de un hatillo con enseres se tratara, aparecieron la mujer y la hijastra de José Luis M. con dos cafés y una botella de Coca Cola en sus manos. Y es que las dos mujeres vieron entrar a los jóvenes en la joyería y pensaron que eran clientes, por lo que decidieron llevarse las consumiciones a su comercio y ayudar a José Luis M.


Tiraron al suelo al joyero
Al verse sorprendidos, los delincuentes decidieron encerrar a Rosa y Natalia en la caja fuerte. Las dos mujeres enmudecieron al ver la pistola. Fueron momentos de gran tensión y nerviosismo. "La verdad es que pasamos miedo. Le pegaron una patada a José Luis y lo tiraron al suelo", relata Natalia con la voz todavía temblorosa.

Además de un cuantioso botín en joyas, los atracadores se llevaron los bolsos de las dos mujeres con las llaves de la casa y otros objetos personales de las víctimas. Dentro de la caja fuerte, Rosa apretó el botón de la alarma conectada a la central de la empresa Chillida. Mientras tanto, José Luis trataba de salir de la joyería para pedir auxilio, pero al estar esposado con las manos en la espalda no lo tenía nada fácil.

Tras unos minutos de angustia, la víctima logró abrir una puerta de acceso al patio de un edificio contiguo. Una vez en la calle Marino Sirera, el hombre entró en el bar Parrilla, situado a escasos metros de su establecimiento, donde fue auxiliado por Sergio Soliva, camarero y dueño del local.

"Le quitamos la cinta adhesiva que llevaba en la boca y nos dijo que le habían apuntado en la cabeza con una pistola", explicó el joven. "Estaba muy nervioso porque decía que habían encerrado a su mujer y a su hija", añadió.

La víctima y el camarero entraron en la joyería y abrieron la caja fuerte, donde Rosa y Natalia estuvieron cerca de 10 minutos encerradas. Las dos mujeres, sentadas en el suelo con los rostros cariacontecidos, recibieron con los ojos llorosos a sus salvadores. "Ha sido un poco agobiante, pero la caja de seguridad tiene ventilación y no nos ha pasado nada", manifestó Natalia. "Sabíamos que nos iban a sacar pronto de allí porque mi madre apretó el botón de la alarma", precisó la joven.

Poco después, cinco bomberos municipales acudieron al lugar con urgencia tras ser requeridos para quitar las esposas al joyero. Con una cizalla y un punzón, un policía y un bombero forzaron los grilletes y liberaron a la víctima.

José Luis M. regenta su empresa de joyería desde el año 1980. "Primero era un taller, pero luego cerró y abrió la tienda", afirmó un hijo del comerciante. "En los 30 años que lleva en este negocio sólo ha sufrido dos robos. Esta calle es muy comercial y transitada. Los atracadores han sido muy atrevidos", matizó el familiar.

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