sábado, 7 de febrero de 2009

07.02.09 - Seis bomberos se movilizan para cortar un anillo que oprimía un dedo



Sucesos
La víctima, de 15 años, acudió al Hospital Clínico para pedir ayuda
JAVIER MARTÍNEZ| VALENCIA

Que los anillos oprimen algunas veces los dedos es algo de sobra conocido, pero todos los días no se movilizan seis bomberos para cortar un pequeño aro de acero. La situación lo requería. Sucedió ayer por la tarde en el Hospital Clínico de Valencia.

Un adolescente de 15 años de edad entró en el servicio de urgencias con el pulgar -de su mano izquierda- amoratado y muy hinchado. La causa de la inflamación no era otra que la fuerte presión que ejercía sobre su dedo un anillo de acero recién comprado.

El menor, desesperado porque no conseguía sacar el aro de su pulgar, acudió al hospital para pedir auxilio. Su madre le acompañó en este angustioso lance. Antes, en casa, el chico intentó varias veces extraer el anillo tras mojar el dedo con agua y embadurnarlo con jabón.

Todos sus esfuerzos fueron inútiles. El hinchazón aumentó. El joven se puso nervioso y decidió poner su pulgar en manos de los médicos del Hospital Clínico.

Pero los sanitarios tampoco pudieron sacar el pequeño aro. Extendieron una crema en la zona inflamada del dedo, aplicaron gel en las falanges y tiraron con fuerza del anillo. Tampoco consiguieron extraerlo.


Una maniobra peligrosa
Como último recurso, llamaron a un técnico de mantenimiento del hospital para que les facilitara una herramienta que cortara el acero. Sin embargo, la maniobra tenía un cierto riesgo.

La operación requería una gran exactitud en su ejecución para que el paciente no sufriera ningún daño. Por ello, fueron requeridos los bomberos. Un equipo de salvamento se desplazó con urgencia al Hospital Clínico para asistir al menor. Eran las cinco de la tarde.

Seis bomberos del parque Vicente Sivera acudieron en dos vehículos con herramientas para cortar el anillo de acero. Mientras tanto, en el hospital, algunos sanitarios tenían que hacer verdaderos esfuerzos para aguantar las risas delante del adolescente.

La situación era rocambolesca. El Servicio Municipal de Bomberos de Valencia se había movilizado por un pequeño aro que se resistía a salir y el hinchazón de un pulgar.

Cuando el equipo de salvamento llegó al servicio de urgencias, el chico estaba sentado en una camilla. Los bomberos dialogaron y bromearon con el joven para tranquilizarlo durante los 15 minutos aproximadamente que duró su intervención.

Uno de los bomberos cogió la mano del menor, otro sujetó el anillo con unos alicates y un tercero cortó el aro con una pequeña sierra. La maniobra se hizo de forma muy pausada para que el adolescente no sufriera ningún riesgo.

Tras liberar su dedo, los ojos llorosos del muchacho comenzaron a brillar, y su rostro cariacontecido se transformó en un semblante alegre. El adolescente, que agradeció a los bomberos su delicadeza y celo, se quedó con el anillo como recuerdo.

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