miércoles, 24 de diciembre de 2008

«Pasé dos controles en el aeropuerto de Loiu con el nombre de mi abuela»

HECHO INSÓLITO
Expulsan de un avión a un joven de Amorebieta que imprimió por error la tarjeta de embarque de su amama

AINHOA DE LAS HERAS| BILBAO

«Lo peor fueron los modales; la tripulación del avión me trató como si fuera un terrorista, y sólo me había confundido». Beñat Egiarte, un joven de Amorebieta de 25 años, cometió un error que destapó un grave fallo de seguridad en los controles de acceso en el aeropuerto vizcaíno de Loiu. Médico de profesión, que ejerce en Barcelona, viaja constantemente, «más aún en Navidad». Al ir a imprimir la tarjeta de embarque para volar con equipaje de mano, sacó por error la de su abuela, que iba a desplazarse con él a Barcelona la semana que viene. Él tenía reservado un billete en el vuelo 3746 de Clicklair Bilbao-Barcelona, a las ocho menos diez de la tarde del pasado domingo, pero se quedó en tierra.
No se se dio cuenta del fallo hasta que escuchó que llamaban a su «amama» por la megafonía del avión. Ni él, ni nadie en el aeropuerto. «Pasé dos controles, el de la Guardia Civil y el de la puerta de embarque con el nombre de mi abuela, y desde luego yo no me llamo María Teresa ni tengo 70 años. ¡Vaya seguridad, eso es un coladero!», protesta. Cuando llegó a su asiento, el 30B, estaba ocupado, pero una azafata le dijo: «No se preocupe; suele pasar con las reservas por Internet, que hay sitios duplicados», y le invitó a ocupar uno de las plazas que estaban vacías.
Al oír el nombre de su abuela por el altavoz se sobresaltó. «Miré la tarjeta y me di cuenta del error». Beñat se acercó a la sobrecargo para explicarle el malentendido, y ésta le llevó a la cabina para que hablara con el piloto. «¿Qué ha pasado?», le apremió el comandante. El joven le explicó que tenía una reserva en ese vuelo y le pidió que lo comprobara. Beñat le dejó el DNI, pero debió de haber una nueva confusión, porque el asistente de tierra de Clicklair negó que tuviera un billete, así que el piloto le obligó a que «saliera del avión» y le dijo que «lo que había hecho era gravísimo, utilizar una documentación falsa... Me trató como si fuera un delincuente, y tengo pinta de todo menos de eso, me llamó mentiroso». Beñat tuvo que volver a la terminal y una vez allí, las azafatas de tierra comprobaron que realmente tenía razón, aunque la puerta del avión ya se había cerrado.
Un «toque de atención»
Clicklair le ofreció un hotel, que él rechazó, y le consiguió un vuelo para el día siguiente a las seis y media de la mañana. «No pude llegar al trabajo, pero eso es un mal menor, lo he podido solucionar. Lo que me preocupa es la seguridad. No puedes meter ni un botellín de agua y, sin embargo, yo puedo colarme hasta dentro con otra identidad, que no coincide ni con el sexo ni la edad, ni siquiera compartimos un solo apellido. ¿Y el trato?, que te pongan en duda todo cuando he cogido aviones a patadas...», se queja.
Beñat cree que su aventura debería servir como «toque de atención», ya que afecta «a la seguridad de todos». Un responsable de seguridad del aeropuerto le confesó que se trataba de un hecho «gravísimo» y que le parecía «raro, ya que son exhaustivos hasta con nosotros». Le animó incluso a que presentara una queja por escrito a modo de escarmiento.
Por su parte, Clicklair, filial de vuelos de bajo coste de la compañía Iberia, restó importancia al incidente y lo atribuyó a una «descoordinación» entre el personal de tierra y la tripulaci

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