sábado, 20 de diciembre de 2008

20.12.08 - El fiscal pide el máximo de cárcel para la madre de Alba por el «terrible» maltrato


Eleva de 19 a 21 los años de prisión para ella y su pareja, acusados de someter a una «degradación continua» a la pequeña
ALFREDO JOVER| BARCELONA
EFE
El fiscal ha elevado hasta el máximo posible su petición de pena de prisión para Ana María C. y su novio por los «terribles» y «reiterados» malos tratos que infligieron a Alba, hija de la primera, que ha quedado postrada en una silla de ruedas sin posibilidades de volver a hablar ni a caminar. El ministerio público ha ampliado de 19 a 21 los años de cárcel que solicita para la pareja dada la «violencia, humillación y degradación continua» que soportó la niña durante meses, merece el castigo más severo previsto en el Código Penal.
En sus conclusiones definitivas, el fiscal, convencido de que Francisco Javier P. es el autor material de los maltratos a Alba, cargó contra Ana María C., a la que evitó en todo momento llamar madre porque, a su juicio, «madre es algo más que eso». En una dura intervención, el acusador público reprochó a la mujer haber «cerrado los ojos» ante unos malos tratos que, en su opinión, eran evidentes -incluso fueron relatados por la hija del procesado, de 6 años- y de haber mentido a todo el mundo para ocultarlos.
«Inexplicable pasividad»
Para el fiscal, la «inexplicable pasividad» de Ana María C. no es sino un «encubrimiento» propio de las agresiones a las que ella y su pareja sometían a Alba, hasta el punto de convertirla en una niña «que rehuye el contacto físico», siente miedo cuando le tocan la cara y somatiza su malestar con caídas de cabello y sangrados nasales. En su opinión, la «descoordinación» de las administraciones públicas, que no intervinieron a tiempo para proteger a la pequeña, fue debido a que Ana María C. culpaba al padre biológico de Alba «para ocultar su propio maltrato».
La defensa de la procesada, sin embargo, echó mano de este mismo argumento para asegurar que la mujer ignoraba que su hija era víctima de palizas. Según dijo su representante legal, las agresiones no debían ser «tan evidentes y graves» cuando ni los «preparados» profesionales de la Generalitat ni la Fiscalía «hicieron nada» por impedirlos.
El letrado de Francisco Javier P., por su parte, lanzó las sospechas sobre la madre de Alba y su padre biológico al admitir que existió «una persona maltratadora» de la niña, pero que ésa no fue su cliente. En opinión, las pruebas forenses apuntan a que la niña había sufrido episodios de violencia incluso antes de que su madre conociera a Francisco Javier P.
Al final del juicio, que ayer quedó visto para sentencia, la madre de Alba ejerció su derecho al uso de la última palabra para solicitar al tribunal que le permita tener información sobre la evolución de su hija, si no directamente, «a través de los psicólogos o los asistentes sociales».

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