lunes, 3 de noviembre de 2008

18.000 inmigrantes muertos por culpa del efecto llamada

MD
El 1 de noviembre de 1988 aparecieron las primeras víctimas de la inmigración ilegal, 10 marroquíes murieron intentando llegar a España cruzando el estrecho en patera. Pero el recuento de estos veinte años pone sobre la mesa la estremecedora cifra de más de 18.000 muertos. Todos ahogados intentando alcanzar nuestras costas.

De nuevo debemos señalar, desde el lado de Europa, a la falta de una política rigurosa de control en la inmigración como principal causa de esta tragedia. A fecha de hoy todavía no se ha puesto en marcha un sistema de contratación en origen que rompa con la entrada ilegal en busca de trabajo. Tampoco se ha buscado mandar el mensaje de que la inmigración ilegal no se va a tolerar, y que sin excepción alguna, todos los ilegales van a ser repatriados a su lugar de origen o a su punto de salida hacía Europa, haciendo por tanto inútil cualquier intento para cruzar en patera. Y lo que es peor, ningún hecho respalda ese mensaje disuasorio que tantas vidas podría salvar, porque la cifra de expulsiones sigue siendo irrisoria, no más del 3 % de los ilegales que llegan a España.

Durante años la permisividad de los sucesivos gobiernos españoles y las regularizaciones masivas del gobierno del PSOE, han alentado a estos desgraciados a intentar cruzar el estrecho con la certeza de que una vez superada la peligrosa travesía podrían quedarse en España, salvo muy mala suerte, porque aquí no se expulsa a casi nadie. Triste es comprobar que será la crisis económica y no una política migratoria responsable la que frente la tragedia del Estrecho, al hacer descender el flujo migratorio.

Y eso siempre y cuando a ZP no se le ocurra seguir con sus mentiras propagandísticas, porque como ha señalado desde el PP Cospedal, “muchas personas que vienen a nuestro país o que tratan de cruzar la frontera con la esperanza de que nuestros puestos de trabajo son ilimitados y de que la capacidad económica española puede absorber todo aquello que sea necesario, y no es verdad”.

La solución está en origen, y pasa por el saneamiento político, social y económico de los países de donde provienen los inmigrantes. Ya sabemos que los que vienen buscan mejorar su vida, con todo el derecho, pero de nada vale el buenismo de algunos y las torticeras intenciones de otros, acudiendo a criterios caritativos para abrir nuestras fronteras, unos con la intención de ayudar y otros con la de incrementar su poder político. Europa no puede acoger a toda África, Sudamérica y parte de Asía. Y tampoco pasa por enterrar, como lleva sucediendo desde hace 50 años, millones y millones en ayudas al desarrollo que nunca desarrollan nada, salvo la fortuna de unos pocos.

Abul Hamlichi, presidente de la asociación “Pateras de la Vida”, de Larache, señala que “lo peor es que 20 años después, en Marruecos todo sigue igual por falta de empleo y libertad”. Allí es donde está el autentico problema, y desde luego no se soluciona prestando válvulas de escape a los regímenes corruptos que con su despotismo e ineptitud arrojan a la desesperación de la inmigración ilegal a sus ciudadanos.

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